Lejos de Egipto, Andrè Aciman

El relato del que vamos a hablar es la ópera prima de Andrè Aciman, escritor, profesor universitario, crítico literario y periodista  italo-estadounidense, que  retrata de una manera dulce los cambios y sinsabores que durante un siglo sufre  su familia,    emigrantes judíos de origen turco,  comerciantes  sagaces bien relacionados, que logran salir de las vicisitudes que la vida les depara,  gracias a su habilidad camaleónica y a las amistades del tío- abuelo Isaac. Su historia familiar  viaja por el siglo XX recorriendo distintos países, desde Egipto procedentes de Constantinopla, a Francia,  Italia,   Reino Unido o EEUU; en 1905 se asientan en la bella Alejandría, una ciudad pluriétnica, desde donde nos llega   el aire, el sabor, la luz y el color de un mar mediterráneo,  que nos  transportará   a lejanos  mundos antiguos de señores venidos a menos, fiestas y sirvientes… Cuando entré en el comedor, uno de los sirvientes estaba corriendo las pesadas cortinas mientras otro se afanaba por bajar la mecha de la lámpara de queroseno que acababan de colocar en el aparador…(…)… una mujer muy alta y desgarbada venía a casa unas dos veces por semana y se pasaba la mañana entera en el baño con un cubo grande de acero lleno de agua tibia y sucia en el que lavaba nuestra ropa…y casas de veranoEn la playa, mis tías abuelas se convencían de que seguían viviendo en la Alejandría de fin de siècle, lejos del mundo de Smouha, de las sirvientas quejumbrosas y los criados tullidos.

En el devenir de esta larga familia los hechos históricos  tiene un papel fundamental, ya que con sus vaivenes, zarandean la vida de esta  familia que hacen de  la casa de la bisabuela en Sporting, su baluarte, desde el que contemplan los acontecimientos más relevantes del siglo; a este refugio, que albergará al menos en tres ocasiones a toda la familia,  llegarán los ecos de las guerras mundiales,  la derrota de las potencias extranjeras que querían seguir capitalizando  su presencia en Egipto, El boletín de noticias egipcio anunció en francés una victoria decisiva sobre el enemigo. Inglaterra, Francia e Israel habían sido derrotadas por completo por las intrépidas fuerzas bajo el mando del coronel Nasser. La marcha aplastante sobre Haifa y Tel Aviv ya había comenzado, y a la medianoche del 31 de diciembre de 1956 la coalición de ejércitos árabes celebraría la victoria en las costas de Galilea…, la  nacionalización del Canal de Suez por el presidente Gamal Abdel Nasser,  la  consiguiente crisis de octubre a noviembre de 1956, la expulsión de Egipto de emigrantes y judíos y la confiscación de todos sus bienes.  ..—Esta vez han ido demasiado lejos —dijo mi madre. —No,  -dijo mi padre-, esta vez él ha ido demasiado lejos. Ha insultado su religión, y cuando él insulta su religión, nosotros insultamos su religión, y cuando insultamos su religión, nos detienen, vamos a la cárcel, lo perdemos todo y nos echan de Egipto.

Este microcosmos familiar reflejará los   problemas latentes en la sociedad,   como  la difícil convivencia entre las distintas religiones,  el clasismo proveniente del distinto origen social de sus componentes y  la marginación por cuestión de raza o enfermedad… Om Ramadan me pone los pelos de punta —decía la princesa—. Cada vez que vengo aquí es como si entrara en un asilo. Siempre me topo con algún deforme. Que esto no es un bestiario, es la casa de mi hijo…, que pondrán  de manifiesto la  intransigencia reinante en el clan…—¿Acaso esto va a terminar con que tu madre se ocupe de él día sí día no? —preguntó, señalándome. —¿Por qué no? —contestó mi padre, poniéndose a la defensiva al verse descubierto—. No quiero que se críe pensando que es mudo o árabe. Mi madre acusó el golpe en silencio.

El autor irá desgranando la crónica familiar utilizando una técnica muy personal, la aleatoriedad, presentando a los personajes  sin orden cronológico, alternando la analepsis o flashback, –por la que altera la secuencia cronológica de la historia, trasladándose al pasado-, y la prolepsis o flashforwards que avanzará información sobre lo que va a ocurrir. Este desorden consciente, podríamos decir que se apoya en una  relación  causa-efecto que le permite aportar información en pequeñas píldoras, sobre la familia y sobre sí mismo, de una manera indirecta… Mi padre no escribió sobre lo que sintió al verla por primera vez ni sobre lo que pensó cada vez que su mente se iba detrás de ella. 

Siguiendo la estructura de los libros de  memorias,  utiliza la primera persona para ir presentando  a su familia paterna y materna, primero desde su perspectiva de niño, -mimado por padres, abuelos, tíos-abuelos y bisabuela-,  recordando  retazos de su niñez, de su aprendizaje  en una institución británica exclusiva, de los castigos corporales allí infligidos y  de los lugares de Alejandria por donde vivían y paseaban; ya de adolescente, evocará sus clases de griego, el miedo a la guerra,  el dolor de su madre por las ausencias injustificadas del padre,  la entrega de éste a su empresa y a sus trabajadores, y la difícil aceptación del fin de una etapa vital con  su expulsión de Egipto, una tierra por la que abandonaron su casa, sus posesiones,  su lengua y hasta sus creencias religiosas  para adaptarse a otras en las que nunca se reconocerán  plenamente…. Por un instante me había descubierto añorando una ciudad que hasta entonces no sabía que amaba…; este hecho desmembrará a la familia por distintos países provocando el alejamiento de la misma  y, en muchas ocasiones,  el olvido; y desde su madurez,  cuando viaja desde EEUU, a Venecia, París o el Reino Unido para visitar  a los familiares vivos con los que intentará rellenar  vacíos de su vida anterior …Hasta allí llegué desde Estados Unidos una mañana de Navidad…(…) Veinte años después, cuando regresé a París con mi mujer, la ciudad apenas había cambiado. Todavía recordaba el nombre de las estaciones; el café de la avenida Victor Hugo estaba igual…; desde la distancia reflexionará sobre las  diferencias de tipo social, religiosas y culturales existentes entre ambas familias;  la de su padre proveniente  de Turquía,  judía sefardí,    culta y  refinada,  que se mueve en ambientes  selectos donde cosecha buenas y ventajosas amistades y  la de la madre,    Gigí, -que sufre de sordera-, procedente de Siria, también judía y perteneciente a un nivel social inferior;  según avanza la historia nos irá presentando  al resto de los personajes,  a  Adele, la abuela materna apodada “ la  santa” , casada con Jacques,  a la abuela paterna, Esther,  “la princesa”, casada con  Albert y al resto de tíos-abuelos, Nessim, el mayor, que lleva  20 años a Vili, el hijo menor, el tío ISAAC, quien mientras estudiaba en la Universidad de Turín consiguió hacerse íntimo amigo de un compañero llamado Fuad, futuro rey de Egipto,  Cosimo, Lorenzo, Marta que al borde de los cuarenta, acaba casándose con un rico judío a quien todos en la familia se referían como «el suabo»,  Clara que solo pinta a Tolstoi, la tía abuela Elsa casada con un  alemán,  o la tía Flora , -hermanastra del suabo-, joven pianista de gran belleza, deseada por todos los hombres de la casa, a la que visita el narrador  en Venecia para conocer los  sentimientos  que jamás expresó cuando vivía con la familia….»Aquellas noches tocaba a Schubert porque sabía que, para mí, la guerra, por terrible que fuera, no era más que un pretexto para evitar enfrentarme al hecho de que había echado a perder mi vida…(…)…La observé. A sus sesenta y siete años tenía los mismos ojos claros que yo recordaba y las mismas yemas afiladas de los dedos, manchadas de nicotina, capaces de recorrer veloces el teclado cuando tocaba los compases iniciales de la sonata…; ella será quien le de a  conocer las circunstancias  de su abuela a su llegada a Paris… Una vez en la terminal de autobuses de París, y mientras esperaban para recoger el equipaje, mi abuela hizo algo de lo más inesperado: echó a correr y se marchó. Cuando Robert regresó con un mozo y las maletas, se encontró a su padre completamente fuera de sí. «¿Qué ha pasado?», preguntó. «Tu madre se ha ido.» Fueron inmediatamente a la policía. Pasaron los días. Al final, la encontraron en la otra punta de París, más allá de la Porte de Clignancourt, sin gafas, sin dentadura ni ropa interior. Cómo llegó hasta allí y qué le pasó en aquellos siete días y noches nunca lo sabremos…; el resto de primos, cuñados y criados, ofrecerán un verdadero mosaico de una familia bien, venida a menos, que luchó por mantener su estatus a pesar de las dificultades, con mayor o menor fortuna. Y el tio abuelo más pequeño, Vili-antes Aaron, al que conocemos desde el primer capítulo, cuando  el narrador le  visita en el  Reino Unido,  para  recordar  momentos del  pasado en la casa familiar.

Este personaje,  de 85,  es uno de los personajes más interesantes del relato;  es inteligente, hábil, mujeriego… A los siete años de finalizada la guerra, una mujer llamada Lotte apareció en la residencia de la familia con la foto de un hombre con el que, según ella, había estado prometida en Berlín. Era Vili que ya estaba casado con Lola…, arrogante, engreído,  jugador de bolsa,  vanidoso,  valiente y seguro de sí mismo, el pequeño de los hermanos y adorado por todos pero farsante y  camaleónico… a Vili le dieron caza unos agentes sionistas, lo molieron a palos por espiar para los británicos y lo amenazaron con hacerle lo mismo a los demás hombres de la familia. …)Vili fue llevado clandestinamente a Italia y luego a Inglaterra, donde se cambió el nombre, se convirtió al cristianismo y renunció a todas sus nacionalidades anteriores. Apenas cuatro años después reapareció en Egipto para ocuparse de la que resultaría ser la operación comercial más espectacular de su carrera de espía, soldado y estafador: la subasta de los bienes del rey depuesto…(…)… Vender era lo que mejor se le daba. En Egipto llegó incluso a venderle el fascismo a los británicos, y después, por cuenta de los italianos, también a los europeos. Era tan devoto del Duce como del papa. Sus discursos anuales a las Juventudes Hitlerianas de Alemania arrancaron ovaciones y se convirtieron en una célebre fuente de conflictos en la familia. «No os entrometáis, sé lo que hago»,

La maestría del autor no sólo se muestra en la narración de las vivencias familiares, sino en la forma de describirlas. Es la descripción, una de las herramientas discursivas más atractivas por su sensualidad y valor poético, que utiliza para detallar fotográficamente  no sólo las costumbres de este  mundo decadente, de fiestas, invitados, vajillas alemanas, conciertos de piano y fieles criados Al fondo del grupo, espiando con gran sigilo detrás de las puertaventanas de la galería, se ven las caras de tres egipcios. Zeinab, la criada que, con apenas veinte años, ya llevaba diez en la familia, sonríe pícaramente. Ahmed, el cocinero, originario de Jartum, hace unos tímidos intentos por sustraerse a la mirada del fotógrafo y se tapa la cara con la mano derecha. Latifa, su hermana menor, una niña de diez, mira el objetivo con sus negros ojos traviesos, sino el complejo mundo de los sentimientos humanos, tales como el sufrimiento y la incomprensión  provocada por la enfermedad ….aquel grito rompía la mañana y se elevaba por encima de la Rue Memphis y el clamor cotidiano de Ibrahimiya, saliendo con violencia de unos pulmones poderosos como un lamento antiguo, ululante y cautivador. Como descubriría un día, aquel era el aullido de los sordos cuando sufrían, cuando reñían, cuando gritaban, cuando les faltaban las palabras y no les salía más que ese petardeo de chillidos que sonaban más como una flota de autobuses frenando en seco un domingo tranquilo de playa que como la voz de la mujer con la que se había casado y  el  problema de vivir con una  madre sorda, de  fuerte carácter  pero  llena de un amor infinito; destacaremos las maravillosas descripciones de ciudades, como Venecia, donde la prosa poética, adquiere una maestría pictórica Observé la inmensidad de la noche y el brillante oleaje plateado y jade de nuestra estela en medio del Gran Canal, mientras nos internábamos más en la noche, deslizándonos silenciosos junto a las paredes del antiguo arsenal como un barco espía que hubiera apagado los motores o recogido los remos. Más adelante, las farolas dispersas que tachonaban la laguna inclinaban la cabeza por encima del nivel del mar mientras la ciudad sin luna flotaba a mi espalda, y fue entonces cuando divisé el perfil desdibujado de Punta della Dogana y más allá la borrosa torre de San Marco surgiendo en la bruma nocturna. Despertados por el penetrante haz de luz de nuestro vaporetto, los espléndidos palacios venecianos salían del sueño de uno en uno, surgían de la noche como sombras del infierno de Dante, ansiosos por departir con los vivos, exhibiendo durante unos breves y resplandecientes instantes sus arcos y arabescos relucientes y el brocado satinado de sus de sus ventanas, para volver a caer en la oscuridad y recobrar su letargo de búhos cuando nuestra embarcación los dejaba atrás.

Y todo ello haciendo un homenaje al LÉXICO FAMILIAR, que tanto me ha recordado  la novela  del mismo nombre de Natalia Ginzburg, palabras y expresiones que conforman,  a base de ser repetidas, las relaciones familiares, provocando que todos sus miembros se sientan parte  de la misma a pesar de sus divergencias; desde la expresion de Vili, con su eterno siamo o non siamo, primeras palabras que escuchamos de él y últimas que dirigió al narrador  cuando le visitó  en  Inglaterra… —: ¿Tenerles miedo yo? ¿Yo asustado? ¿Tú qué crees? ¿Soy o no soy? ; …(…)…buhoneros todos al fin y al cabo; el impaciente «venga ya»…, a máximas comoPor culpa de judíos como ellos odian a los judíos como nosotros —dijo, observando a su hermano Vili, una de cuyas máximas acababa de citar.

Pero donde el autor despliega su riqueza léxica es en la mezcla de códigos que salpica todo el relato; desde  el Ladino, –variedad dialectal del castellano que hablan los descendientes de los judíos expulsados de la Península Ibérica en el siglo XV-, hasta el  francés, la zibalière; «Por otra parte, el español réveille l’âme, eleva el alma.»; el árabe al-zabbalah, “Allah yisallimak”,  (…)   “La gente de la calle se refería a ella como al-tarsha, la sorda, y entre los árabes del mercado todo cuanto formaba parte de su entorno era conocido en relación con la tarsha”; el hebreo… Sabía que era una kapparah.» En la tradición judía, la kapparah era la catástrofe necesaria… o el griego, —Es más —dijo mi padre—, apenas hay diferencia entre Pascua y Pésaj, puesto que la palabra griega para Pascua es paska, que en italiano se dice pasqua, que, a su vez, proviene de la palabra hebrea pesah.

Su amor a las lenguas… Todos habían estudiado francés y lo sabían muy bien. Se movían con fluidez por el imperfecto del subjuntivo…, su competencia lingüística y su afán pedagógico, queda patente con las comparaciones de las distintas lenguas y su afán de precisión. El dominio lingüístico junto con las  lecturas y los estudios, son signos sociales que evidencian su pertenencia de clase… cuando cumplí los nueve años, me había matriculado en una institución exclusiva que encarnaba la cumbre del esplendor británico: el Victoria College rebautizado como Colegio de la Victoria en conmemoración del triunfo de las fuerzas egipcias sobre Gran Bretaña, Francia e Israel en 1956— fue una vez el orgullo del sistema educativo del Imperio británico.

En cuanto al estilo, ya hemos hablado de su prosa clara y precisa que alterna largos periodos oracionales con frases breves propias para las  confidencias; y de sentencias lapidarias pronunciadas por las abuelas… «que te hacían retorcer como un gusano«. El autor domina todas las técnicas gramaticales y semánticas y se sirve de ellas para lograr una mayor belleza y profundidad literaria; es el caso de la SINESTESIA, con la que enriquece las descripciones mezclando sensaciones;  la ELIPSIS con la que suprime  determinados hechos, dentro de la linealidad temporal del relato sin alterar el sentido de las frases… Quise saber quién le debía dinero. Me dijo sus nombres. Me sorprendí. Su hijo siempre se mandaba hacer zapatos nuevos; o las ANTICIPACIONES de contenido, ya mencionadas, que desvelan lo que sucederán en un futuro «Tendría que haber muerto ahí y entonces —dijo la tía Flora treinta años después. Porque murió peor que un perro y sumida en una miseria tan grande que jurarías que en el cielo nunca hubo un dios.»; y una de las técnicas más interesante,  el  OXÍMORON,  figura que juega con significados contradictorios y opuestos y que,   en boca de Flora,  nos declara la confusión permanente en la que vivió dentro de la familia.—. No soy sincera con nadie, aunque jamás he mentido. He dado muchísimo menos de lo que he tomado, aunque siempre me quedo sin nada. Creo que ni siquiera sé quién soy, me conozco como podría conocer a mis vecinos: desde la acera de enfrente. Cuando estoy aquí, anhelo estar allí; cuando estaba allí, anhelaba estar aquí —dijo, refiriéndose a sus años en Alejandría.

Este despliegue literario lo construye  sobre una base de HUMOR que le permite criticar costumbres …«¡Pescado crudo y arroz y más arroz a diario! Muerte por estreñimiento va a ser…  o decisiones gubernamentales como el veto a los actores judíos y por consiguiente a sus películas…—Pero ¿Marlon Brando no es judío? —interrumpió Mimi, aludiendo a la política del gobierno de no exhibir películas con actores judíos, razón por la cual Cleopatra nunca se estrenó en Egipto. Los filmes de Edward G. Robinson también estaban prohibidos, así como los protagonizados por Paul Newman, a quien se consideraba judío. Ben Hur, Los diez mandamientos y Éxodo tampoco se proyectaron nunca en Alejandría; trataban sobre temas judíos. Sin embargo, Kirk Douglas era tan prototípicamente americano que jamás se le habría ocurrido al censor, ni a nadie más en Egipto, nosotros incluidos, que su verdadero nombre fuese Issur Danielovitch Demsky.

La novela es un lujo literario,  además de amena, es ilustrativa pues nos informa de una realidad compleja,  la difícil convivencia entre  las diversas confesiones religiosas en un Egipto multiétnico, que lleva a muchos de sus ciudadanos a cambiar de religión con tal de permanecer en el país donde han forjado su vida; esta   situación  me ha hecho rememorar el siglo XV de nuestra  historia, cuando los Reyes Católicos obligaron a sus súbditos judíos  a convertirse a la fe católica bajo pena de expulsión,  hecho que se sancionaría  el 31 de marzo de 1492, en Granada.  La intransigencia, el miedo, las falsas acusaciones, las amenazas intimidatorias, que se generaron en ambos lugares y en distintos épocas históricas, se siguen produciendo hoy en día, impidiendo la paz y convivencia  de los pueblos… Se producían a cualquier hora de la noche, llamadas amenazantes, obscenas, insultantes, en las que una voz no identificada, que aseguraba representar a una oficina del gobierno,  nos recordaba que no éramos nada, que no teníamos derechos y que pronto nos expulsarían, como ya habían hecho con los franceses y los británicos. El “Fatum”  del que habla el padre del autor en la novela, ese destino errático de  los judíos, bien sean sefardíes, -“descendientes de judíos expulsados de la península ibérica tras los edictos de 1492, que se expresan en ladino o judeoespañol-“  o asquenazíes,  -“judíos que se asentaron en la Europa Central y Oriental y desarrollaron su propia lengua, el yidis, a base de términos de dialectos alemanes, eslavos y hebreos-“, ha sido provocado por  un antisemitismo en el que confluyen los  prejuicios y el odio irracional a los judíos, aderezados por las dimensiones políticas adquiridas… Aún recordaba cuando había visto la casa de sus  padres vacía el día en que se marcharon de Constantinopla, treinta años antes. Tal como su padre había visto la casa de su propio padre y nuestros antepasados la suya antes que ellos. Y como me ocurriría a mí también, un día, aunque no me lo deseaba…, «pero todo se repite». Intenté protestar y dije que odiaba ese tipo de fatalismo, que estaba libre de las supersticiones sefardíes. «Eso te crees tú», me contestó.

André Aciman  es un maestro de la palabra, no en vano dirige en la Ciudad de Nueva York el Centro de Humanidades y el Instituto de Escritores. El valor de su prosa, además de los ya analizados, radica en el equilibrio narrativo que aporta  la mirada del narrador niño, -ajena a la  amargura y al rencor de los adultos-,  ante los duros  acontecimientos históricos y familiares; una inocencia  infantil que percibe la muerte del abuelo  en sus efectos, cuando el niño comprueba que sus pertenencias están en otras manos o siente la fría corriente que corre por el pasillo; una mirada amorosa de  hijo, que tamiza el sufrimiento atroz de su madre a causa de su sordera. Una historia interesante y conmovedora.

​ Hubo que esperar 12 años a que publicara su segundo libro, la  novela, Llámame por tu nombre (Call me by your name), publicada en 2007, que fue muy bien recibida por la crítica y que desde aquí también recomiendo. El director  Luca Guadagnino,  la llevó al cine y fue estrenada en 2017,  en el Festival de Cine de Sundance.  Hace dos meses pudimos disfrutar de ella en la 2 de RTVE

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