La presente reseña sobre Los escribidores de cartas, Premio de Literatura Infantil El Barco de Vapor 2019, de Beatriz Oses, está cargada de cariño por ser la escritora una muy buena amiga y sobre todo de admiración, por reconocer en Beatriz una imaginación privilegiada poblada de historias y un gran oficio para encontrar la forma adecuada a cada una de ellas. Siempre he pensado, desde que recibiera en 2006 el Premio Lazarillo de Creación Literaria por Cuentos como pulgas, que su literatura no tiene edad, aunque las directrices editoriales deban señalar una franja orientativa; la seriedad con que se enfrenta a los temas, la sinceridad con la que los aborda sin concesiones a la ñoñería y la búsqueda de la estructura más atractiva, logran ampliar el arco iris de sus lectores.
La historia de Los escribidores de cartas está ambientada en el medio rural y muestra la relación de amor de un abuelo y su nieta, que, ante la aparición de un problema, se va a intensificar y a hacer extensiva a todo un pueblo, gracias al empeño de Iria, la nieta, y de sus dos amigos, Aitor y Jordi ; Federico, el abuelo, cartero sin cartas que entregar, representará la desaparición de los oficios, el abandono forzado de los pueblos y la dificultad de encontrar un nuevo trabajo; y los tres amigos, serán los agentes que mostrarán a través de su mirada espontánea, una a una, las enfermedades sociales ocultas tras las paredes de cada casa, tales como la soledad autoimpuesta de la maestra de esgrima, el miedo a ser diferente de la estanquera, el dolor por la muerte de su mujer de Pancracio Vargas, el rencor del alcalde D. Isidoro, la falta de sinceridad de Maribel con su marido o el retraimiento en las relación amorosas de Tomás y Lucrecia y del pescadero y Dª Rosita; y también las enfermedades individuales, como el TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) de Jordi, la dislexia de su amigo Federico o la discapacidad de Lucrecia. Pero no se conformarán con poner al descubierto ambas enfermedades sino que harán todo lo posible para solucionarlas a través de la palabra, de cartas que son confesiones escritas a mano, método comunicativo anticuado y arrinconado por los ordenadores.
Los efectos beneficiosos del amor y la amistad se derramarán por el pueblo provocando que los vecinos necesitados, abran su alma a sus convecinos para revelar sus secretos a través de las cartas; los niños sacarán provecho también de su actividad y descubrirán el poder incontrolable de las redes sociales, la importancia del diálogo para solucionar problemas enquistados, que nadie es totalmente bueno ni malo y que… las cosas no son lo que parecen.
No sólo el relato es interesante por el tema sino sobre todo por su estructura; una característica formal propia del estilo de Beatriz, es la variedad de formas del lenguaje que maneja con distintos objetivos; destacaremos, la narración en prosa para contar las argucias de los niños para salvar al abuelo; la narración en verso de siete capítulos que mantienen una unidad de contenido, para relatar el doloroso accidente que cambió la vida del alcalde …La culebra, El rio, El alcalde y los niños, El hijo, La mujer, La rayuela y Federico; gracias a la utilización del verso libre, a su concisión e intensidad poética, logra atenuar el dramatismo de los hechos, dotándolos de relevancia y significación. El diálogo es otro tipo de lenguaje decisivo para mostrar la relación de amistad de los niños y de los nuevos grupos con los que conectan a través de las redes sociales. El wasap y youtube, son los vehículos que amplían la comunicación con un número inimaginable de receptores.
Y por último el género epistolar , manifestación estrella del relato; los escribidores de cartas pretenden resolver por este medio, los problemas de los habitantes del pueblo y cambiar con las palabras una realidad poco halagüeña. La espontaneidad infantil, no exenta de humor, rezuma en muchas de ellas, como en la que escribe Iria a su abuelo:
Por eso, aunque pienses
que estas líneas no sirven de nada,
quiero que sepas que para mí
son muy importantes.
Porque así puedo darte las gracias
por acogerme en tu casa
y decirte que tus pies huelen a queso. Pág 23
o el Humor propiamente dicho, no exento de ternura de Dª Rosita al pescadero:
Querido Imanol hace tiempo que no hago más
que comprar chipirones y lenguados
para que usted se fije en mi.
Su admiradora secreta . pág 59
No podemos olvidar la elaboración poética presente a lo largo del relato que consigue mitigar el impacto de un tema tan amargo como la muerte; la metáfora siempre es un buen recurso para lograrlo …el rio es una culebra…; es la figura literaria que tiene mayor presencia y quizá la más sugerente para los niños.
Y en ese proceso creativo maneja otro recurso técnico, la metaliteratura, es decir la presencia de la literatura dentro de la literatura, en este caso de los literatos dentro del relato; su interés pedagógico la anima a dar a conocer a los niños, a grandes poetas, como Pedro Salinas…
El pescadero se animó a copia versos del poeta Pedro Salinas para Dª Rosita. Pág 97
o Gustavo Adolfo Bécquer …
¡No te pongas de su parte! –replicó indignada-.A mí me escriben ese poema…!y me da un patatú!
-Tampoco le vas a pedir que sea Bécquer- lo defendió el del plumero. Pág 19
…semillas que germinarán en las mentes curiosas de los jóvenes lectores.
En cuanto a otros aspectos formales del libro sólo decir que la autora juega con nuevos modos de comunicación, muy cercanos a niños e integrados en su vida diaria, como los que ofrecen las redes sociales –wasap-, y con nuevos comunicadores como los youtuber, que intimidan con su gran poder de convocatoria y la inmediatez de la respuesta; las ilustraciones de Kike Ibáñez, además de jugar con una paleta de colores multicolor, han logrado plasmar y materializar la realidad virtual en el formato tradicional del libro, destacando los wasap, con colores y el video de youtube, con viñetas, como si de un cómic se tratara. ¡Un gran acierto!
La literatura de Beatriz, pone de manifiesto valores que deben imperar en la sociedad, para que lo humano siga siendo visible. Por ello, recomiendo la lectura de este libro, ameno, cercano y sumamente didáctico, a niños de todas las edades; unos, aprenderán a aprender y otros, recordarán la importancia de lo aprendido.
Hace nada, en agosto, regalé a las hijas de una sobrina mía (Dios, quiero decir mi hijo, no me ha premiado con ningún nieto aún) el primero de la serie de Erik Vogler. La verdad es que yo buscaba alguno más infantil pero en mi tierra, en la librería ‘Letras corsarias’ donde me encontraba no había más título que ese, así que hube de conformarme. En fin, si no lo leen ahora, que lo lean dentro de unos añitos.
Muy maja y muy buena escritora es nuestra colega profesional Beatriz.
Un beso, compi
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