«Obra maestra», Juan Tallón

 Lo más artístico de la escultura de Serra es la desaparición. La obra maestra es robar la escultura de Richard Serra, no hacerla. Isidoro Valcárcel Medina. Junio de 2007

La lectura del  libro de Juan TallónObra maestra”,  me ha supuesto un gran entretenimiento no sólo  por su amena lectura y su  tono amable, -no exento de crítica-, sino por estar salpicada de una ironía y un humor muy saludables, y  sobre todo,  por el  hecho  real que la inspira, conocido por muchos, desconocido por más y conscientemente olvidado  por todos los que tuvieron alguna relación directa o indirecta con el suceso.  ¿Qué cuál es el sorprendente asunto?. Pues ni más ni menos que la desaparición en 1992 de la escultura EQUAL-PARALLEL: GUERNICA-BENGASI, del escultor Richard Serra, una experimentación espacial que incide en el paralelismo temporal de dos hechos históricos: el bombardeo de la Legión Cóndor sobre población civil en la villa de Guernica el 26 de abril de 1937 y un acontecimiento coetáneo a la creación de la escultura, el ataque del 15 de abril de 1986 a la ciudad libia de Bengasi por parte de la aviación estadounidense; una escultura de  30 toneladas de acero corten, que el artista estadounidense, creó “ad hoc” en 1986, para la inauguración del Museo Reina Sofía de Madrid. Imagino que los datos “30 toneladas” y “acero corten”, unidos   al verbo “perder”, dejan boquiabierto a cualquiera, por ser términos antagónicos, lo que en latín se conoce como “contradictio in terminis”; y es este  oxímoron precisamente,  lo que incita al lector a seguir leyendo, no para saber el final,  documentado en  todas las hemerotecas, sino para descubrir la opacidad del mercado del arte y las deficiencias e irregularidades  ministeriales y judiciales;   y sobre todo para conocer  los entresijos del proceso llevado a cabo, desde la contratación de la escultura hasta su posterior desaparición; ello nos permite disfrutar  de las opiniones, críticas, declaraciones, suposiciones y noticias que se van vertiendo a lo largo de la novela, que  abundan  en la idea de que la ficción forma  parte de la realidad.

Después de leerlo con avidez y reflexionar sobre su forma  y contenido, aún dudo si  clasificarlo como “novela”, – no sería grande el error pues  en  este género cabe todo-,  o como trabajo periodístico, tipo “crónica” o “reportaje de investigación”, dado su interés y finalidad informativa; aunque por su estructura, podría parecer el guión de un documental televisivo, ya que se sustenta en  testimonios, material de archivo, experiencias y  memorias; incluso, catalogarlo entre “los manuales de arte y escultura”, ya que el propio artista, como un personaje más, explica la concepción de su obra y su proceso creativo, la percepción  del espacio, de la materia elegida,  hasta  su exhibición en un museo; o una “biografía” del escultor Richard Serra, en la que gracias a sus palabras en primera persona y a las opiniones de amigos que trabajaron con él, da cuenta  de su  vida personal y artística, desde sus comienzos a los 15 años en una acería, hasta su madurez, una vez consagrado como gran artista…  Junio de 1976. Cuando solo tenía quince años trabajé en una fábrica de rodamientos; a los diecisiete, trabajé en una acería; a los dieciocho también, y además en un mercado; a los diecinueve y a los veinte, en una acería de nuevo; a los veintidós, en otra; y unos seis o siete años más tarde volví a las acerías, siempre en San Francisco. Para mí fueron como una especie de hogar desde muy joven. Vi cómo los obreros perforaban el acero, lo cortaban, lo laminaban, lo apilaban, lo levantaban con las grúas, lo ajustaban, lo extendían, lo remachaban, lo utilizaban.

Todo ello habla de la riqueza del contenido y de la técnica del autor, que,  engañosamente  sencilla, dificulta la asignación de  la obra a un género literario concreto. No nos decantaremos por ninguna de las categoría literarias  ya expuestas pues a todas pertenece, por lo que  seguiremos la estela marcada por el autor, que con libertad absoluta, salta de un personaje a otro, de una fecha a  otra, de un estilo a otro,   sin perder nunca de vista el hilo conductor. Si el tema y su compleja clasificación es atrayente, lo es tanto  más,  el tratamiento del narrador;  el  punto de vista adoptado es la polifonía, compuesta por un  elevadísimo número de   interlocutores,  de no sabemos quién, -si del autor, de algún inspector, de un periodista, o de nosotros mismos-, que parecen responder a una entrevista, donde el entrevistador/autor no aparece pero está presente; de este modo se produce un acto de comunicación complejo, de emisores en busca de un receptor, reconvertidos en  narradores,  que nos hablan sobre “el caso en  1ª persona; a través de esta técnica del “cuénteme usted su caso”, utilizada en el Lazarillo de Tormes ya en el s. XVI  y magistralmente adoptada por el autor, se va revelando lo que subyace  y envuelve al mundo del arte, desde la elección del artista, –donde políticos y amigos de los políticos se confabulan-, a la contratación,  la ubicación, la producción, el transporte, la custodia de la obra artística, etc, todo un mundo   desconocido  para la  mayoría de ciudadanos,  puesto al descubierto por esta “coral”, que entrecruzando sus voces, narra  el mismo tema con distintas sintonías.

¿Y quién conforma esa coral? Pues una miríada de personajes reales, relevantes unos y anónimos otros, formada por  periodistas, vigilantes del “Museo  Reina Sofía”, artistas, críticos de arte,  directoras del museo,  arquitectos de renombre  como Oriol Bohigas y  Jean Nouvel, juezas de instrucción, fiscales instructoras, letradas del Tribunal de Cuentas, marchantes de arte, concejales de Cultura de Madrid y   jefas de servicio del ministerio de  Cultura, compositores, Rosina Gómez-Baeza, directora de Arco en el  1987, Ana Val, inspectora de la Brigada de Patrimonio en 2005, Raquel Benet, jefa de servicio del Reina Sofía en  2005, historiadoras,  geógrafas, la empresaria Juliana Macarrón, un agente de la Interpol… Nuestra base de datos sobre obras de arte robadas combina descripciones e imágenes de más de 50.000 artículos…, galeristas, la otrora ministra González Sinde, la poderosa  Carmen Giménez, fundadora del Reina Sofía, Tomás Llorens, director del Reina Sofía que… exhibió durante un mes la escultura y luego la devolvió a las tinieblas…, el pintor Eduardo Arroyo, celadores,   profesoras de arte,  ingenieros industriales que nos enseñan cómo se corta el “acero corten”, coreógrafos, directores de audiovisuales, un taxista que habla inglés, un empresario industrial de la acería de Siegen en  Alemania, hasta un  miembro de ETA que en  1997 cuenta las alternativas terroristas que barajaron: atentar contra el patrimonio artístico, y volar el Guggenheim…  hacer volar por los aires a los reyes, a los ministros, al lehendakari, a los consejeros, a toda esa tropa patética que son los artistas, a todo dios…;   o atentar contra Richard Serra y Frank Gehry... Durante semanas tuvimos controlado a Richard Serra, el escultor, que salía todas las mañanas a la misma hora de su hotel, y se subía al mismo taxi, que lo trasladaba al museo. Puntual como un reloj. Lo tuve a tiro una docena de veces. También vigilamos a Frank Gehry. Incluso controlamos la llegada de algunas obras de arte.  Pero no son los únicos,  hay muchos más que no citaré para no agotar al lector  y que sea él quien los descubra y disfrute de sus intervenciones y de la información que aportan;   esta técnica puede ser  un espejismo pues  la selección de los temas que tratan, el tono que escogen, las críticas que vierten y  las  opiniones, -siempre subjetivas-,  están controladas  por el dios- autor,  que se permite así,  contemplar el panorama con una cierta distancia.   Todos ellos han sido testigos de algún momento del proceso  y aportan datos  que nos permiten  revivir hechos del pasado, que se intentaron ocultar y minimizar,  y que finalmente tras muchos esfuerzos, Juan Tallón ha logrado rescatar  y sacar a la luz.

El carácter multidisciplinar de la obra favorece el perpectivismo y la riqueza de miradas; de ellas  vamos a destacar una voz, un testimonio crucial,   que nos habla de la trastienda  de la administración; es la voz de Jesús Macarrón,  dueño de las naves  que custodiaron la escultura durante años, tras la exposición  inaugural del Museo Reina Sofía y de las que desapareció, una vez le fueron embargadas «Les trasladé verbalmente y por escrito cuál era la situación financiera de la empresa y cómo las deudas nos habían conducido a la quiebra. Naturalmente, les advertí que debían hacerse cargo de su escultura. Ya no podíamos encargarnos de su custodia», declaré. Nosotros dejaríamos de ser sus responsables en el momento en que Macarrón, S. A., dejase de existir como organización empresarial. ¿Y qué ocurrió? No ocurrió nada. Nadie en el museo dio la menor señal de vida. Ninguna respuesta, ni preocupación alguna por la obra.(…). El museo estaba en manos de irresponsables e incompetentes que, a la hora de la verdad, no asumen ninguna responsabilidad por sus errores. Nadie hizo nada. Silencio. Mis llamadas telefónicas les entraban por un oído y les salían por otro (…) La administración está llena de gente así, que no vale ni para plantar lechugas.

Y continúa denunciando  la pésima gestión del Museo Reina Sofía.

Todo lo que pudo pasar después, incluida la desaparición de la escultura, no sé cómo ni cuándo, fue nada más que el resultado del deplorable funcionamiento del museo durante muchos años, tanto por su ineficiente sistema de registro como por la desidia funcionarial, como por la política de conservación de su patrimonio artístico. «Su ineptitud llega al punto de que hace unos días», subrayé, «el subsecretario de Cultura, Antonio Hidalgo, tuvo el valor de decir que solo han encontrado facturas iniciales, hasta 1992, y que tampoco les constaban las reclamaciones de la empresa por no cobrar a partir de esa fecha.» Pero ¿alguien con dos dedos de frente puede creerse que no reclamamos el dinero que nos debían? ¿Y en el caso de no reclamar, eso los liberaba del deber de pagar lo que nos debían? «Ni que decir tiene que ignoro cuál puede ser el paradero de la escultura», dije. La última vez que la vi fue en diciembre de 1996.

Con ser la desaparición de la escultura el  eje central de la obra, el autor lo trasciende, para  plantear un tema más interesante que la mala praxis de políticos y administraciones y es,  “la reflexión sobre el Arte”,  especialmente sobre el arte contemporáneo.

Las moles y altos muros de las esculturas de Richard Serra,  han creado una gran controversia ante la que surgen las eternas preguntas ¿Qué es arte?En  La Verneda, plaza de Barcelona, hay un muro de hormigón blanco….Nadie sabe ya que es una obra de arte. Supongo que eso es lo peor. Quizá haya que empezar por decir que casi nadie supo nunca, ni en los buenos tiempos, que era una obra de arte. Le llamamos muro, pero es una escultura de Richard Serra. Es tan grande, y disimula tanto su valor artístico

¿Quién señala lo que es arte?. ¿Es una arbitrariedad  que  “algo” se convierta en arte por el mero hecho de ser señalado como tal?. ¿Puede ocurrir que los artistas  manipulen al ciudadano?. ¿Es lícito que el Estado gaste millones en arte urbano, que nadie sabe que es arte, en lugar de dedicarlo a mejoras vecinales, educación o sanidad?.

¿Son arte también, las copias del original?¿Cómo un artista, en este caso Serra, decide que cuatro trozos de hierro son arte, y de pronto, cuando se pierden, decide que ya no lo son, y que lo que sí es arte es su copia. Es muy raro.  

¿Es sana la existencia de artistas oficiales?.. A mí me interesa mucho el mercado, me parece una cosa saludable. Lo que no me gusta es ese otro mercado, el de los artistas oficiales y sus encargos públicos(…). Es lo que yo llamo la «sovietización del sistema», o sea, la proliferación de artistas que trabajan para el Estado exclusivamente. Prefiero la brutalidad de las ferias de arte, donde montones de obras se exhiben al público al mismo  tiempo, porque rápidamente pone en su sitio las vanidades de los autores. (Eduardo Arroyo, pintor Febrero de 2010)

¿El arte es una expresión del espíritu   o una mera transacción económica en manos de millonarios,  que caen en la sofisticación y el snobismo, en lo artificioso y complicado para destacar su superior jerarquía social? La hermana del emir de Catar Sheikha Al-Mayassa, acababa de ser nombrada por ArtReview la persona más influyente del arte mundial, y la Autoridad de los Museos de Catar que dirige invierte cada año mil millones de dólares en arte, así que merece siempre la pena prestarle atención. Quiere una escultura para el desierto de Zekreet…

¿Es un mercado que opera en los márgenes de la ley?…Nuestra base de datos sobre obras de arte robadas combina descripciones e imágenes de más de 50.000 artículos .(Janet Dwyer, agente de la Interpol. Julio de 2007?) y ampara la ocultación de  obras de arte para no pagar impuestosEl Freeport de Ginebra ofrece confidencialidad y un importante ahorro en impuestos. Mientras las obras de arte se almacenan allí, los propietarios no pagamos impuestos ni aranceles de importación, que en condiciones normales irían del cinco al quince por ciento, dependiendo del país de procedencia de las obras.

Ante la diversidad de  opiniones creo interesante escuchar   la voz del artista, Richard Serra,  el hombre de acero, quien en numerosas  intervenciones expone taxativamente su concepción del arte, tan ajeno al mercadeo denunciado por tantos interlocutores:

….. La función del arte, la aspiración de los creadores, es hacerte pensar. Básicamente, ver es pensar, y pensar es ver. Con un lenguaje propio cada vez, pero esa parece ser la función del arte: cambiar, cambiar el significado, cambiar el significado a través de la percepción, no cambiar el significado a través de la belleza.

… Dije que el arte es deliberadamente inútil, que sus significados son simbólicos, internos, poéticos,

 Equal-Parallel/ Guernica-Bengasi se basa en tu movimiento a través del espacio que la rodea. (…) La mayor parte de mi trabajo desde mediados de los setenta trata sobre tu movimiento en relación con el espacio a lo largo del tiempo (Mayo de 1986)

…El material con el que trabajas se convierte en una extensión de quien eres. El hecho de elegir uno y no otro tiene también que ver con lo que sabes sobre él.. Comprendí que podía hacer algo con aquello que otros escultores no habían hecho antes. No hay nada en el acero que me limite, es lo que siento cuando trabajo con él.

El peso es para mí un valor esencial; no es que sea más atractivo que la ligereza, pero sencillamente sé más sobre él que sobre lo ligero…

Cuando uno está rigurosamente involucrado en el desarrollo de una idea, no le preocupa el resultado final. Una vez que te centras en una acción, sin tener un objetivo concreto, te metes de lleno en el transcurso de la creación. Cuando lo hago ni siquiera me cuestiono si estoy creando arte o no…

 Quizá Oteiza tenía razón cuando afirmaba que la historia de la escultura la hace un solo escultor que va cambiando de nombre…

Las anteriores afirmaciones  se ven corroboradas por las de otros personajes que convivieron o trabajaron  con él…  La obra de Serra no es una referencia a la memoria histórica de las víctimas de Guernica o Bengasi, sino un experimento espacial; en una sociedad en la que todo debe servir para algo, y poseer una utilidad clara, él reivindica una escultura con voluntad de inútil.

Todo le interesaba. Le fascinaba el trasfondo teórico del arte oteizeano, a través de aquellas obras con las que pretendía perforar el vacío y no decir nada. Sentía que en la persona de Oteiza, tenía un alma gemela (…).. Oteiza ambicionó dejar en algunas de sus obras la huella del vacío, de eso que uno no debe decir. Él no quería que pasase nada en su obra, solamente una desocupación.

Sabe cómo convertir las ideas en técnica. Es tan testarudo que siempre dice que todo es posible. No conoce esculturas imposibles. Si pueden pensarse, pueden hacerse, simplemente hay que dar con la técnica adecuada.(…)

El libro va adquiriendo su personal estilo con la   suma de todas las opiniones, entre las que descubrimos   críticas al artista para empezar, el título me resultó pretencioso: EqualParallel/Guernica-Bengasi. Sin duda es un enunciado típicamente americano. Me pareció un eslogan. Se supone que el autor critica a su país por el bombardeo de Bengasi en 1986, durante el que el ejército estadounidense había causado muchas víctimas civiles…, y a personas concretasPor su nombre, María Mercedes Blández Sánchez Carralero podía sentirse con toda la razón alguien importante. Aunque el tiempo demostraría que, en realidad, era simple, cobarde, con un ego obtuso, común a muchos de sus colegas, pero en su caso tan agrandado que le impedía a menudo tomar decisiones valientes o demasiado audaces por miedo a que una instancia judicial superior acabase por quitarle la razón.(La segunda fiscal instructora ); y esa personalidad se fragua gracias al  humor  e  ironía, presentes en las experiencias personales relatadas por algunos personajes   Estuve quince días embarcado, quizá el mayor reto psicológico al que me habré sometido nunca. Era mi primer viaje en barco. Ni siquiera había hecho un crucero por los fiordos noruegos con mi mujer. De hecho, ni siquiera tengo mujer.…. (Miroslav Klinsmann, ingeniero. Junio de 2007);   y  como no, a la omnipresente  metaliteratura, por la que conocemos la génesis de la novela y las experiencias literarias inolvidables con autores consagradosRichard Serra me presentó a sus amigos como SIRI Y PAUL AUSTER. Me mostré cordial, y disimulé todo lo que pude mi admiración por ambos. En realidad, a ella no la había leído nunca, así que también tuve que disimular eso. Siempre me decía que tenía que leerla, pero siempre acababa por encontrar otra alternativa así como  las lecturas preferidas de los que intervienen…, Hablamos de todo, de arte, de los artistas,  incluso de mis lecturas durante el viaje en barco Dovlátov, Bill Bryson, Copérnico, Kant, Virginia Woolf…

La pericia del autor consiste en manejar los hilos de los personajes/narradores, sin que su presencia se entrevea aunque sí su oficio de periodista; controla todos los detalles y opiniones vertidos, entre los cuales, de seguro, están sus propios pensamientos. Su  postura nunca es objetiva pero sí informativa. Enfoca la cámara a los sujetos,  controlando sus apariciones, seleccionando los contenidos y distribuyendo los tiempos  en consonancia con sus  objetivos, no sólo para informar de una  realidad que destapa la ineficacia de la administración y de la justica, sino para hacer reflexionar a los lectores a través de su “Obra maestra”,  en armonía con el  pensamiento artístico   de Richard Serra...  La función del arte, la aspiración de los creadores, es hacerte pensar.

2 comentarios sobre “«Obra maestra», Juan Tallón

  1. Acabo de terminar su lectura. Todo lo que dices en tu reseña es cierto e importante. A mí me ha resultado algo tediosa en varios momentos; en otros me ha entretenido, aunque ese incesante número de nombres propios me ha parecido innecesario y el exceso me hacía desconectar de la trama.
    Me ha parecido más un trabajo propio de un periodista que está preparando un concienzudo reportaje de investigación. En este sentido es en el que el autor ha pretendido crear una especie de thriller; pero es un thriller con escaso suspense dado que casi casi desde el principio, al estar tan apegado a la realidad, sabemos cómo el Mº Reina Sofía logró salir del entuerto. En cuanto a qué ocurrió con la escultura robada se lanzan suposiciones muy verosímiles que no es cosa de desvelar aquí para no matar el interés del posible lector.
    Creo que la maestría literaria la deposita Tallón en la estructura constructiva que elige para la novela. No sé si era necesario tanto vaivén adelante-atrás, pero bueno, vale, está bien. Las interioridades del mundo creativo -literario y escultórico-, el proceso constructivo de una obra, las conexiones de la obra de arte con el mundo real… son reflexiones interesantes.
    Pero, bueno, querida amiga, a mí, en definitiva, me parece que la obra está bien escrita, que el autor se las ingenia bien para pescar cuanta ayuda ministerial pueda salir (es una pequeña maldad…), que hace repaso de corruptelas en el mundo del arte, que reflexiona sobre qué es eso que se denomina obra de arte, etc., y que, bien, la ha escrito y ya.
    Me ha gustado, sobre todo en las últimas 40 ó 50 páginas el humor que destilan algunas intervenciones. Pero, insisto, me parece que es tan real, tan real, que no ha conseguido excitarme especialmente. Creo que el que sea no-ficción no excluye un mayor ejercicio imaginativo.
    Besos

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    1. Veo que coincides conmigo en lo interesante de las reflexiones vertidas en el libro, que no son pocas, y en el trabajo de documentación periodística que sustenta la novela; en lo que no estoy de acuerdo es en que «pretenda crear una especie de thriller»; la carga informativa está por encima de cualquier otro intento y el verdadero valor del autor está en seleccionar los contenidos aportados , tanto de tema artístico como periodístico, organizarlos y darles una forma rica y abierta, que dificulta su adscripción a un sólo género literario. Un abrazo amigo

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