El tiempo es un canalla, Jennifer Egan

La música, las drogas y  la juventud son los ingredientes del nocivo cóctel agitado por  Jennifer Egan   en su novela  “El tiempo es un canalla”, preparado para reflejar las secuelas del paso del tiempo, en un grupo de jóvenes de los años setenta y sus devastadores  efectos a lo largo de los años; la  espiral de confusión y autodestrucción de muchos de ellos será la película que,  dando saltos en el tiempo, sin obedecer a una cronología lineal, nos mostrará la peligrosa búsqueda del propio camino y  la dificultad  de cicatrizar las heridas  impresas por  años de desorden.  

El mundo de la música envolverá a los personajes creando un microcosmos en el que se entretejen relaciones de amistad, dependencia o conveniencia y del que emerge el gran superviviente de la travesía,  BENNIE,  componente  en su juventud del grupo musical  “The Conduits”  y más adelante fundador de  la discográfica Sow’s Ear; este   personaje, que partiendo de la nada llegará a esnifar polvo de oro, catalizará   al resto, atrayendo  sus fuerzas, sus necesidades y sentimientos; formará parte de la vida de los personajes con los que interactuará  en momentos puntuales de sus vidas,   bien por pertenecer a su pandilla juvenil, como  Rhea, Jocelyn y Alice,  a su grupo musical, Scotty y Bosco, o  a su firma discográfica; su presencia alcanza a  todos, a Stephanie, su  primera mujer,   representante   de Bosco,  el guitarrista de The conduit; al hermano de Stephanie, Jules, periodista esquizofrénico y violador de una joven promesa Kitti Jackson; a  Dolly, jefa de Stephanie  y directora de grandes eventos musicales, que contratará a Kitti Jackson,  –olvidada por el cine desde la trágica entrevista con Jules-para entretener a un dictador; a Lulu, hija de Dolly quien con el tiempo acabará llevando las redes sociales de Bennie; a  Scotty, cantante del grupo, al que relanzará, ya  viejo y olvidado, como un producto nostálgico;  a Sasha,  su secretaria personal, cleptómana, que  trata de escapar de una juventud oscura y extraviada;a Alex, quien  con el tiempo formará parte del  equipo de  “loritos”  de Bennie,   abandonando sus principios éticos y a Lou, el cuarentón casado y con 6 hijos  que quita la inocencia a Jocelyn e infiere la valía de BennieCuando Lou acompaña a Bennie por una escalera de caracol hacia su estudio de grabación, yo los sigo. Llama a Bennie «chaval» y le cuenta para qué sirven todos los aparatos de la sala.  

Pero aún hay que destacar otro personaje, el espacio,  las ciudades por las que se mueven,  que conforman el decorado de sus vidas:

Nueva York tiene un papel fundamental….Sasha estaba mirando hacia el Downtown y Bennie siguió su mirada hasta el espacio vacío donde en su día habían estado las Torres Gemelas.  Scotty pescará un pez para Bennie en el  East River; Bennie circulará por  Hutchinson River Parkway  o  Cross Bronx Expressway;  Rhea  pasea por Broadway, ...donde el ruido de los  cláxones le recordarán un gran fiestón urbano;  Stephanie   irá a Manhattan para reunirse con Bosco a las diez; Drew paseará  entre los puentes de Manhattan y de Brooklyn y Jules  dejará  el coche en un aparcamiento de la Sexta Avenida adentrándose  en el Soho.

San Francisco es la ciudad donde transcurre la juventud  del gupo y donde Bennie tocaba con  los Sleepersy  los Dead Kennedys, dos bandas con las que había crecido.  

Los Ángeles es la ciudad de Lou, donde vive y donde retiene a Jocelyn, convirtiéndola en un juguete roto.

 Kenia es el país en el que disfrutarán de un Safari, Lou, dos de sus hijos y su nueva novia Mindy, viaje en el que descubrirán algo más de ellos mismos.

Nápoles será el refugio en el que se esconderá Sasha y a donde irá Ted Hollander en busca de su sobrina desaparecida.

El desierto de California, es el paisaje hipnótico, donde  Ted,  ya abuelo, visitará a Sasha en su casa, como antaño lo hiciera en Nápoles,   para contemplar  el abrasador sol del Oeste a través de una puerta corredera de cristal.

Un lugar de América del Sur, en el que los militares roban la libertad de sus ciudadanos y compran una imagen adulterada que ofrecer al mundo.

Personajes y ciudades, son los protagonistas de historias cargadas de verdad, en las que cualquier lector puede reconocer casos reales, un contenido verídico, narrado sin estridencias, que  se asienta  sobre  una estructura experimental, una  forma brillante en la que la autora reelabora  las técnicas tradicionales para indagar  en nuevos caminos narrativos.  La primera técnica, muy innovadora,  es la variedad de códigos utilizados, de los que destacaremos la mezcla de tres tipos, el código verbal  o lingüístico,  el icónico o visual que sólo representa imágenes,  y el verbal-icónico  compuesto por signos lingüísticos y visuales  que  complementan su significado.

Este último código lo encontramos en el diario   que Alison, la hija de 12 años de Sasha, escribe  en el año 2000,  en formato PowerPoint, como una presentación,  en la que los  iconos y las palabras son el vehículo con el que nos descubre sus sentimientos, que cobran mayor fuerza por la concisión del código empleado, proponiendo  otro mundo narrativo, el  mundo digital.

No sólo mezcla, sino que también alterna   códigos de lenguas diferentes  en un mismo discurso:  Hansets, Roadies, Pointers, Skaters, Bloopery representa códigos nuevos, propios de las redes sociales en los que las variaciones buscan la simplicidad y la economía lingüísticanunKcnci a mi ppa. murio anTs D q yo nciera.

La segunda técnica, conocida por los seguidores de este blog,  consiste en la elaboración de la figura del narrador, que lejos de crearlo único,  lo diversifica,  convirtiendo a los distintos personajes en narradores de  sus propias experiencias y de las ajenas, utilizando el “yo”; Rhea, la amiga pecosa de Bennie, relata  en 1ª persona, los comienzos del grupo y la amistad que les unía en sus años de instituto, hablando de sí misma A mí no me espera nadie. En esta historia, yo soy la chica a la que nadie espera. Normalmente esa chica es gorda, pero mi problema es más peculiar, son mis pecas…;  o de su amiga Jocelyn, de cómo la fascinación del dinero y el poder de un hombre, la llevan al infierno de las  drogasJocelyn volvía a su casa haciendo autostop desde el centro y él, -Lou-,  paró con un Mercedes rojo y la llevó a un apartamento que utiliza durante sus visitas a San Francisco. Desenroscó la parte inferior de una lata de desodorante y de dentro salió una bolsita de cocaína…Jocelyn,en el capítulo quinto también narrará en primera persona, cómo conoció a los 16 años,  a Lou, un hombre que le doblaba la edad,  casado y padre de 6 hijos. Lo cuenta en 1999,   cuando han pasado 20 años y lleva un año limpia luchando  cada día por superar su adicción  …Había pistas, indicios de una alternativa poco deseable a la vida. Estaba la madre de Scotty, naturalmente, que murió por una sobredosis de píldoras cuando aún íbamos al instituto, aunque eso no era normal. Mi padre, de sida, aunque por aquel entonces ya no lo veía casi nunca. De todos modos, eso fueron catástrofes.

El capítulo sexto está narrado  también en primera persona por Scotty Haussman  desde una perspectiva personal, en la que describe su encuentro con Bennie tras estar muchos años desaparecido … escribí la dirección de su discográfica, que tenía la sede en un edificio de cristal verde de Park Avenue con la calle 52. Cogí el metro, me planté delante del edificio y levanté la cabeza, mirando a lo alto, a lo alto, preguntándome qué aspecto tendría la oficina de Bennie. Sin apartar los ojos del edificio, metí la carta en el buzón que había enfrente. «Ey, Benjo —había escrito (porque así es como solía llamarlo)—. ¡Cuánto tiempo! Me he enterado de que ahora eres el rey. Felicidades. No podría haberle pasado a nadie más suertudo. Que te vaya bien, Scotty Hausmann».. Es uno de los  capítulos  más poéticos y luminosos, y al mismo tiempo está teñido de recelo,  ternura y humor.

De otra parte hay un  narrador omnisciente sumamente cercano  a dos parejas , Sasha y DrewBix  y Lizzie ,   que utiliza la  segunda persona del plural porque es un narrador  testigo de lo que ellos hacen, piensan y  dicen;  es el narrador del “vosotros”, el narrador confidente…En un momento dado tenéis que detener la marcha y sentaros, apoyándoos el uno en el otro, casi sollozando. Compráis dos litros de zumo de naranja y os lo bebéis ávidamente en una esquina, derramándolo sobre vuestros anoraks acolchados.

En otros capítulos el narrador omnisciente se distancia pasando a usar la 3ª persona gramatical, con una presencia en el relato decisiva; es un narrador que nos descubrirá otro momento de la vida de Sasha, la enigmática treintañera que abre la novela entregándose a un desconocido, Alex, con el que ha contactado por internet y que más tarde reaparecerá casada y con dos hijos, uno de ellos autista.; conoce a todos los personajes en profundidad y lo comparte con los lectores…Stephanie estaba pensando en los viejos tiempos, tal como ella y Bennie los llamaban ahora; no sólo de antes de Crandale, sino también de antes del matrimonio, antes de la paternidad, antes de tener dinero, antes de renunciar a las drogas duras, antes de cualquier tipo de responsabilidad, cuando aún salían por el Lower East Side con Bosco, se colaban en los apartamentos de desconocidos, se acostaban después del amanecer, hacían el amor casi en público y cometían imprudencias que en más de una ocasión incluían (en su caso) pincharse heroína, porque nada de aquello iba en serio. Además realiza otras muchas funciones, entre las que destacaremos:

Definir  conceptos…  Insatisfacción estructural: volver a las circunstancias que en su día te complacieron, después de experimentar una vida más emocionante u opulenta, y descubrir que ya no las toleras…  y otros similares comoafecto estructural. Incompatibilidad estructural, odio estructural, deseo estructural y  fijación estructural

Dar su opinión subjetivamente. La chica ha perdido la chaveta desde que han dejado las tiendas (las mujeres pueden ponerse raras cuando duermen en una tienda): tiene ganas a todas horas, le arranca la ropa a Lou.

[…] Pero nos estamos desviando del tema.

Explicitar  detalles de una escena…  Sasha miró a Alex. Estaba enfadado, y aquel enfado hacía visible algo que una hora de cháchara sin ton ni son (básicamente había hablado ella, eso era cierto) no había logrado revelar: que no era de Nueva York.

Ponerse en la piel de los personajes … Intentó ver su apartamento tal como debía de verlo él: un fogonazo de color local que se desvanecería casi al instante en la vorágine de aventuras …

O presentarnos a un personaje que acaba de iniciar un diálogo

— ¿Qué demonios llevas en esa mochila? 

Es Cora, la agente de viajes de Lou. Cora odia a Mindy, pero Mindy no se lo toma como algo personal: es un «odio estructural», un término que ha acuñado ella misma.

La autora realiza a través del perspectivismo un trabajo magistral con la figura del narrador; es un personaje más que nos acerca al resto, aportando información fundamental;  el eterno perspectivismo cervantino, moldea la novela ofreciéndonos  una polifonía de voces dispares que enriquece notablemente el relato.

Con esta pluralidad  logra acercar la vida del grupo al lector y hacerla más verosímil, carácter que acentúa con otras técnicas como introducir  marcas comerciales  muy conocidas por los lectores,  con el fin de aproximar  lo cotidiano de sus vidas a las nuestras…

Jules y Chris estaban en la cocina, bebiendo agua de la Brita…

[…]La Doll terminó su llamada, se sirvió un espresso de la cafetera Krups…

Este juego de perspectivas origina un ritmo ágil y dinámico que se intensifica con la enorme capacidad de síntesis que demuestra la autora, no sólo resumiendo en cinco líneas la historia de una vida, sino utilizando  otros recursos narrativos  como  la analepsis,  que interrumpe la línea temporal de la narración para volver a lo ya citado en otro tiempo y otro lugar  y  la prolepsis que anticipa desde el presente del narrador,  lo que ocurrirá en un futuro. En la siguiente cita se puede comprobar el soberbio  manejo de esta técnicaCharlie no se conoce a sí misma. Dentro de cuatro años, cuando cumpla los dieciocho, entrará en una secta con sede al otro lado de la frontera con México y cuyo carismático líder abogará por una dieta de huevos crudos; estará a punto de morir de salmonelosis antes de que Lou la rescate. La adicción a la cocaína la obligará a someterse a una reconstrucción parcial de la nariz que le cambiará el aspecto, y una serie de hombres irresponsables y dominantes la convertirán en una mujer solitaria antes incluso de cumplir los treinta, mientras intenta reestablecer la paz entre Rolph y Lou, que habrán dejado de dirigirse la palabra.

Entre los temas, además de los señalados, citaremos otros no menos importantes en los que se percibe la crítica, como el papel de  la prensa, especialmente de  aquellos periódicos que  se nutren de la desgracia ajena (violación de Kitty), para sacar provecho, sin pensar en la víctima …A las portadas y los titulares les siguieron un puñado de artículos, columnas de opinión y editoriales histéricos sobre una selección de temas parecidos: la «vulnerabilidad creciente de nuestros famosos» (The New York Times); la «incapacidad violenta de algunos hombres para superar los sentimientos de rechazo» (USA Today); la necesidad de que los editores de prensa investiguen mejor a sus colaboradores externos (The New Republic)…

Pero el gran tema que late a lo largo de la novela es el engaño que subyace en la industria musical y la  maquinaria artificiosa  que la  mueve ese tipo de música (si es que existía) era por lo general fruto de un efecto que pretendía imitar el sonido analógico, más que de una grabación genuina; todo eran efectos en los productos anodinos que Bennie y sus colegas sacaban al mercado como salchichas; palpamos la añoranza de la música de verdad  y de los músicos de verdad así como  la denuncia de la sistemática  digitalización  de los productos musicales, a pesar de que ….  Bennie sabía que lo que lanzaba al mundo era una mierda. Demasiado claro, demasiado limpio. El problema era la precisión, la perfección; el problema era la digitalización, que engullía la vida de todo lo que se filtraba a través de su microscópico tamiz.

Y a partir del falseamiento la autora pasa a reflexionar sobre la ética y la moral, considerando  la lucha desigual  entre permanecer fiel a los propios principios éticos,  o traicionarlos, una vez fascinados por el dinero fácil y el  atractivo engranaje empresarial; muchos de los personajes se dejarán comprar, entre ellos Dolly, quien aceptará como cliente a un general genocida proporcionándole la compañía de una joven actriz postergada… Cuando apareció el primer ingreso en su cuenta bancaria, Dolly experimentó un alivio tan inmenso que casi silenció por completo la vocecita angustiada que le decía: «Tu cliente es un dictador genocida». Dios sabía que Dolly había trabajado para cabrones con anterioridad; si no aceptaba aquel trabajo, lo haría otra persona; ser relaciones públicas significa no juzgar a tus clientes; también Bosco, el guitarrista de The Conduit, enfermo, olvidado y sin recursos, acabará por venderse al juego de la exhibición, aún sabiendo que está acabado… Llena toda mi vida de esa mierda. Documentemos cada humillación, joder. Esto es la realidad, ¿no? Pasan veinte años y ya no tienes tan buena pinta, particularmente si te han quitado la mitad de los intestinos. El tiempo es un canalla, ¿no? ¿No dice eso el dicho? […] «Yo, Bosco, en plena posesión de mis facultades físicas y mentales, concedo a Jules Jones los derechos informativos en exclusiva para cubrir la historia de mi decadencia y mi Gira Suicida»; la corrupción y amoralidad se instala también en la discográfica de Bennie,  quien rompe toda ética personal y laboral y renuncia a los  principios elementales de la misma, aprovechándose de la necesidad de sus colaboradores… Bueno —dijo finalmente Lulu al ver que Alex no abría la boca—. Bennie dice que vamos a formar un equipo ciego y que tú vas a ser el capitán anónimo. Alex, polemiza con Lulu, una jovencita de 20 años, sobre lo que supone venderse a otro  y perder los principios; para ello Lulú utiliza lo que llama metáforas  o falsas metáforas, una nueva terminología propia del marketing.

 FM falsa metáfora; EC, equipos ciegos: paliar la vergüenza y la culpa que provocaba convertirse en “lorito” formando un equipo que no sabía que lo era, ni tampoco que tenía un capitán. Cada miembro del equipo trataría individualmente con Lulu, mientras Alex lo orquestaba todo en secreto desde arriba; PA, purismo atávico: implica la existencia de un estado éticamente perfecto, que no solo no existe ni ha existido nunca, sino que además suele servir para reforzar los prejuicios de quienes expresan esos juicios. Es una filosofía para sacar el mayor rendimiento económico y sin remordimientos de tipo moral o ético; fuera la ética.

Términos como …ambivalencia ética… o ideas como …creer en algo sólo por el dinero, creo en algo, creo y ya está; preguntas tales como … ¿Quién eres tú para juzgar mis motivaciones?…; o cuestionamientos como —O sea —dijo Alex—, ¿tú crees que no hay nada inherentemente incorrecto en creer en algo, o decir que crees en algo, por dinero?, salpican la interesante conversación de estos dos personajes, que argumentan desde dos posiciones diferentes , la de Alex fruto de la madurez, de una educación tradicional y de sus prejuicios y la de Lulu, joven pragmática y sin remordimientos:

  Alex, envió una lista con cincuenta contactos, acompañada de notas, consejos sobre cómo abordarlos y advertencias individualizadas, al handset de Lulu.

—Qué fácil, ¿no? —dijo Alex.—Sí, claro —dijo Lulu.

Es puro: sin filosofías, sin metáforas y sin juicios de valor.

Para terminar diré que la autora pone bastante empeño en tocar casi todos los temas de actualidad, desde las drogas, la familia, el autismo, las relaciones de pareja,  el comercio sexual, las dictaduras y su poder,  los viajes organizados a África, la supervivencia en la jungla de los negocios, el mundo del cine y  de la prensa, dejando  en todos ellos la  puerta abierta a la reflexión, sin atisbo de tendenciosidad; en unos profundiza más y otros los mira de refilón, pero siempre desde una posición fría y distante a pesar de los dolorosos temas tratados. Como profesional de la literatura,  cita a autores relacionados con las ciencias humanas,  como Malinowski Levi Strauss  y no olvida el instrumento de su oficio, la palabra y su  función metalingüística,  explicándonos  el código de la lengua y reflexionando sobre la misma… El lenguaje corriente estaba plagado de palabras vacías («amigo», «real», «historia» o «cambio»), palabras que habían perdido todo su significado para acabar convirtiéndose en simples envoltorios. Algunas, como «identidad», «buscar» o «nube», se habían visto desprovistas de sustancia debido a su uso en la red… y todo ello teñido de un fino humor:

Kitty abre su bolsito de charol blanco y saca una foto. ¡La foto de un caballo! Tiene una mancha blanca en el hocico. Se llama Nixon. «¿Como el presidente?», pregunto, pero Kitty me devuelve una mirada inquietantemente vacía ante esa referencia.

Sus hijos merodeaban melancólicamente por el exterior del despacho, con unos rostros picados de acné que te partían el corazón.Pero de algo sí me he dado cuenta: no hay punkis con pecas. No existen.

Ayer 8 de Marzo de 2021,  celebramos el día de la mujer de muy diversas maneras; yo quiero hacerlo, ofreciendo a todos los lectores el análisis de la  novela  “El Tiempo es un canalla”, escrito por una mujer,  Jennifer Egan,  novelista y ensayista, que con su trayectoria reconocida por críticos y lectores, trabaja para elevar la dignidad de la mujer y lograr la plena igualdad de derechos en la sociedad; pretendo también animar a la lectura,  desentrañando el modo de crear de esta autora, tan interesante por su versatilidad, su prosa impecable y su agilidad narrativa,  que ha adquirido un enorme prestigio con tan sólo cinco libros. En 2011 ganó el premio Pulitzer  con “A Visit from the Goon Squad”, cuyo título en  español es “El Tiempo es un canalla”, además del National Book Critics Circle Award;  publica habitualmente relatos en medios como The New Yorker, Harper’s y The New York Times Magazine y su novela The Invisible Circus, fue llevada al cine en 2001, por el director canadiense Adam Brooks;  en 2011 la cadena HBO compró los derechos para convertir  “El tiempo es un canalla”en una serie.

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