La Tribuna, Emilia Pardo Bazán

Este año celebramos el centenario de la muerte de  Doña Emilia Pardo Bazán, una escritora inteligente, cultivada, ávida de conocimiento, que lejos de acomodarse a una vida relajada  en su Pazo de Meirás, se preocupó de viajar por Europa para  conocer las tendencias literarias del momento,   entrando en contacto con el cenáculo   de Victor Hugo en París, o con  la escuela de Zola, cuyo círculo llegó a frecuentar.  Con La Tribuna, novela escrita en 1882, queremos hacer un homenaje a la mujer y a la escritora, toleradas ambas en un primer momento por el sector masculino  y rechazadas  posteriormente por los mismos escritores y académicos, que se opusieron pertinazmente al ingreso de la escritora en la Real Academia Española.

 La Tribuna, título que puede confundir al lector,  es el sobrenombre de Amparo, operaria  de la fábrica de cigarros ubicada en la ficticia Marineda, lugar norteño, costero y provinciano que reconocemos como La Coruña, que servirá de decorado para describir la paupérrima vida de las clases humildes,  en oposición a una clase social  burguesa,  ociosa y replegada en sí misma. Amparo, «La Tribuna«, será la cabeza visible del proletariado, de todas las cigarreras,  y Baltasar Sobrado, joven militar, representará a una clase burguesa que pretende medrar en la sociedad sin esfuerzo y vivir de las rentas,   menospreciando a los que están por debajo socialmente y  cosificándolos, como objetos de usar y tirar… Amparo, con su garganta tornátil gallardamente puesta sobre los redondos hombros, con los tonos de ámbar de su satinada, morena y suave tez, parecíale a Baltasar un puro aromático y exquisito, elaborado con singular esmero, que estaba diciendo: «Fumadme». Baltasar y Amparo mantendrán una  relación amorosa que pondrá de manifiesto la estanqueidad de los estratos sociales.

  Ellos son los PERSONAJES PRINCIPALES de la novela,  alrededor de los cuales, giran otros, afines a su condición social. De la clase trabajadora destacaremos a Don Rosendo, padre de Amparo, barquillero de profesión; su mujer,  que tras haber trabajado en la fábrica, incomprensiblemente finge estar impedida para  permanecer en la cama todo el día sin hacer nada; Chinto, ayudante de Rosendo, trabajador, primitivo, analfabeto, casi bestia,   enamorado de Amparo, y criado de la madre,  sobre el que llueven improperios, burlas y vejaciones de las dos mujeres;   y  las compañeras de la fábrica,  La Comadreja y Guardiana, huérfana esta última, entregada al cuidado de sus 5 hermanos;  en la órbita de Baltasar, sus hermanas Lola y Clara, esclavas del  egoísmo de su madre,  Doña Dolores,  mujer altiva aupada a la burguesía por los negocios de su marido que se muestra  inmisericorde con los que viven en la miseria, a los que  humilla y desprecia… —Ya están ahí esas holgazanas —dijo ásperamente doña Dolores—, anda, Lola —añadió dirigiéndose a su hija mayor—: dile a Juana que las eche del portal, que lo ensuciarán..; pretende mantener su estatus y el de su hijo, casándole con Josefina, hija  mayor  de la Viuda de García, quien espera la resolución de  una herencia en litigio, que  hará rica a toda su familia. Borrén es otro personaje, amigo de  Baltasar, a quien siempre acompaña aconsejándole en cuanto a mujeres se refiere,   una especie de celestino que está al tanto de los cotilleos amorosos de la ciudad y que presenta una cierta ambigüedad.

La condición social de los protagonistas  nos da una idea del TEMA, que no es otro que la diferencia de clases y la imposibilidad de traspasar las barreras que las separan.  En esta tesis, parece acercarse a las patrones deterministas defendidos  por el naturalismo, según los cuales, la naturaleza selecciona a los individuos y los determina. Para desarrollar este tema se sirve de Amparo, una mujer humilde que quiere salir del lugar oscuro, triste y sórdido que la vida le ha adjudicado (determinismo naturalista), sirviéndose  del trabajo en la fábrica, de la política y del amor. Su relación amorosa provocará  un conflicto entre los intereses de los obreros de la fábrica y sus sueños de futuro burgués junto a Baltasar. Con el trabajo obtiene un sueldo y libertad, y con la política una posición en la fábrica de abanderada de la república, que la convierte en «La Tribuna» y que consigue, repitiendo ideas prestadas y sin asentamiento…Es verdad que empleaba a veces palabras y hasta frases enteras cuyo sentido exacto no le era patente, y otras las trabucaba; pero hasta en eso se parecía a la desaliñada y antiliteraria prensa de entonces. Lo que en el periódico faltaba de sinceridad sobraba en Amparo de crédulo asentimiento.

 El tema social, evidentemente, no es nuevo; la historia de amor de la cigarrera con el señorito, tampoco, ni el abuso y prepotencia de las clases pudientes hacia las humildes; entonces ¿dónde reside la importancia de la novela? Sin lugar a dudas, en la técnica de la DESCRIPCIÓN,  profusa de adjetivación, tanto explicativa como especificativa, con la que la autora  logra auténticas fotografías cargadas de detalles,  tanto de personas… Jacinto, o Chinto , tenía facciones abultadas e irregulares, piel de un moreno terroso, ojos pequeños y a flor de cara: en resumen, la fealdad tosca de un villano feudal. Sirvió a la mesa, escanció, y fue la diversión de los comensales, por sus largas melenas, semejantes a un ruedo, que le comían la frente; por su faja de lana, que le embastecía la ya no muy quebrada cintura; por su andar torpe y desmañado, análogo al de un moscardón…, como de los ambientes de los barrios obreros, nuevo proletariado urbano… En los umbrales de las puertas los gatos, acurrucados, presentaban el lomo al benéfico calorcillo, guiñando sus pupilas de tigre y roncando de gusto. Las gallinas iban y venían escarbando. La bacía del barbero, colgada sobre la muestra y rodeada de una sarta de muelas rancias ya, brillaba como plata. Reinaba la soledad, los vecinos se habían ido a misa o de bureo, y media docena de párvulos, confiados al Angel de la Guarda, se solazaban entre el polvo y las inmundicias del arroyo, con la chola descubierta y expuestos a un tabardillo…; o de las clases burguesas y empresariales de las que muestra secuencias casi cinematográfica…  a la fiesta habían sido convidados todos los íntimos: Borrén, otro alférez llamado Palacios, la viuda de García y sus niñas, de las cuales la menor era Nisita, la rubia de los barquillos, y por último, la maestra de piano de las hermanas de Baltasar.  Josefina  la niña mayor de García, tocaba el piano…; las costumbre y fiestas populares,  son reproducidas fielmente,  por la fuerte vinculación vital y literaria   de la autora  con su tierra gallega, su folklore y sus gentes; en ellas llegamos a percibir,  los colores,  olores y sabores de fiestas como “el carnaval de las cigarreras”, o la fiesta de “Las comiditas”, así como la algarabía  con que se viven; un verdadero retrato costumbrista y pintoresco,   impregnado  de realismo y verdad… Aquí se escuchaba el rasgueo de guitarras y bandurrias, más adelante retumbaba el bombo, y la gaita exhalaba su aguda y penetrante queja. Un ciego daba vueltas a una zanfona que sonaba como el obstinado zumbido del moscardón, y al mismo tiempo vendía romances de guapezas y crímenes. A pocos pasos de la gente que comía, mendigos asquerosos imploraban la caridad; un elefancíaco enseñaba su rostro bulboso, un herpético descubría el cráneo pelado y lleno de pústulas, este tendía una mano seca, aquel señalaba a un muslo ulcerado, invocando a Santa Margarita para que nos libre de «males extraños». En un carretoncillo, un fenómeno sin piernas, sin brazos, con enorme cabezón envuelto en trapos viejos, y gafas verdes, exhalaba un grito ronco y suplicante, mientras una mocetona, de pie al lado del vehículo, recogía las limosnas. En el aire flotaban los efluvios de dos toneles de vino que ya iban quedando exangües, y el vaho del estofado, y el olor de las viandas frías. Oíanse canciones entonadas con voz vinosa, y llantos de niños, de los cuales nadie se cuidaba.

A través de su pluma descubrimos, cómo es una fábrica de tabacos, las fases de la  elaboración de los cigarros, los diferentes talleres y dependencias,  los esforzados trabajos que allí se llevan a cabo, hasta el olor que inunda el lugar y que permanece impregnado  en la piel de  las operarias;  o el duro oficio de barquillero, con la mirada siempre en la llama y las tenazas abrasadoras en las manos; los ricos también serán retratados por la autora con conocimiento de causa, ya que ella pertenecía a la nobleza, presentándolos como una clase frívola y superficial empeñada en vivir por y para  la apariencia.

La autora, describe detalladamente el comportamiento humano de los dos estamentos sociales,  con sus bondades, -Lola, la hija de Doña Dolores-, y sus vilezas,  señalando también éstas, en la clase humilde, y dejando al descubierto  la villanía que se oculta en  ambas… Llovían sobre él (Chinto) a todas horas improperios, burlas y vejaciones. La explotación del hombre por el hombre tomaba carácter despiadado y feroz, según suele acontecer cuando se ejerce de pobre a pobre, y Chinto se veía estrujado.  

Y con  esa lente fotográfica realista, capta   todos los ámbitos de la sociedad,  desde los oficios artesanales a las actividades realizadas por políticos, incapaces de pensar en el bien del pueblo o periodistas,  de los que revela la trastienda de su oficio y su mediocridad…Y cuánto se sorprendería la fogosa lectora (Amparo), si pudiese entrar en una redacción de diario político, ver de qué modo un artículo trascendental y furibundo se escribe cabeceando de sueño, en la esquina de la mugrienta mesa, despachando una chuleta o una ración de merluza frita!.; no olvida  las injusticias sociales, desde la explotación obrera en la fábrica al  trabajo infantil,…. encaramada sobre un almohadón, había una aprendiza, niña de ocho años, que con sus deditos amorcillados y torpes apenas lograba en una hora liar media docena de papeles,  a la violencia doméstica sufrida por las mujeres ….y al cabo, hostigada ya, asaeteada a preguntas, se resolvía a confesar que «el marido» la abría a golpes si no le llevaba todos los días tres cigarros de a cuarto..., asuntos estos últimos de la máxima actualidad

Será el NARRADOR el encargado de describir   la realidad, tras una exhaustiva observación, como un cronista que cuenta lo que sucede ante sus ojos y lo comunica al lector; su objetividad es patente  cuando describe costumbres y oficios, pero al acercarse a las personas exhibe su  subjetividad;  expresa sus opiniones, elaboradas poéticamente, sobre el afán revolucionario de Amparo… En medio de la vulgaridad e  insulsez de su vida diaria, tales azares revolucionarios eran poesía, novela, aventura, espacio azul por donde volar con alas de oro..;. también empatiza  con los lectores a los que introduce en la novela…  Feliz o desgraciadamente, lo que ustedes quieran…; formula  preguntas retóricas ¿Fue el haber vuelto a manejar las tenazas y a elaborar barquillos para el extraordinario consumo de aquellos días solemnes? ¿Fue, como dijeron algunas comadres, el orgullo de ver a su hija tan elocuente y bizarra, y tan agasajada por los señores de la Asamblea?; despliega  sus conocimientos  gramaticalesNo quiso el organizador de la fiesta discutir el adverbio… (…) Amparo se electrizaba también. Era a la vez sujeto agente y paciente ; o muestra su competencia  como crítico teatral Graduaba el autor hábilmente los efectos dramáticos, manejando con destreza los resortes del terror y la piedad.

El narrador no es una figura independiente,   podríamos decir que es el «alter ego» de la autora, de quien percibimos su  conocimiento de la  literatura universal, –la Biblia, la Ilíada, Víctor Hugo-, y de la literatura española, especialmente Cervantes y Garcilaso de la Vega; sus descripciones, son imitaciones de las que hiciera el poeta renacentista, cargadas de sensualidad y centradas en  el rostro femenino, del  que  destaca, como aquel,  los cabellos,  los ojos,  el cuello, los labios…. La lisura de ágata de la frente; el bermellón de los carnosos labios; el ámbar de la nuca, el rosa trasparente del tabique de la nariz; el terciopelo castaño del lunar que travesea en la comisura de la boca; el vello áureo que desciende entre la mejilla y la oreja y vuelve a aparecer, más apretado y oscuro, en el labio superior, (…) el pelo no se quedó atrás y también se mostró cual Dios lo hizo, negro, crespo, brillante. (…) Tenía Amparo por ojos dos globos, en que el azulado de la córnea, bañado siempre en un líquido puro, hacía resaltar el negror de la ancha pupila, mal velada por cortas y espesas pestañas…;   la conexión  entre la naturaleza y los sentimientos es otro de los rasgos garcilasianos; la naturaleza  se muestra exultante cuando Amparo y Baltasar viven los primeros momentos de su amor, el embeleso inicial… Sentáronse un rato Baltasar y la Tribuna en el parapeto del camino, protegidos por el silencio que reinaba en torno, y animados por la complicidad tácita del ocaso, del paisaje, de la serenidad universal de las cosas, que los sepultaba en profundo caimiento de ánimo, que relajaba sus fibras infundiéndoles blanda pereza muy semejante a la indiferencia moral. El sol languidecía como ellos; la naturaleza meditaba. Hasta la bahía se hallaba aletargada; y se torna  invernal,  baldía y seca cuando presencia el  hastío de Baltasar y el amargo  desengaño de Amparo…  La tierra del huerto que Baltasar había llamado paraíso, desnuda, en barbecho, aguardaba la vegetación. De los verdes y gayos maizales sólo quedaban rastrojos. Los árboles de la carretera alzaban sus ramas peladas y escuetas al brumoso cielo. El piso, lleno de charcos. La descripción se asienta en numerosas comparaciones,  en las que no faltan referencias literarias… Se sonreía con la sonrisa inocente, semibestial, de los bobos de Velázquez.(…) Entre el taller de cigarros comunes y el de cigarrillos,  mediaba gran diferencia: podía decirse que este era a aquel lo que el Paraíso de Dante al Purgatorio.

Otra de las TÉCNICAS empleadas por la autora  es la utilización de la función metaliteraria de la que tantas veces hemos hablado, es decir, utiliza la propia  literatura como material novelesco;  en nuestra novela, la autora,  introduce  una obra de teatro que se representó en  el  Coliseo marinedino,  titulada Valencianos con honra, cuyo  argumento, está basado en los sucesos políticos de Valencia de 1869… Sólo bajo la monarquía de merengue que se va derritiendo y consumiendo al calor de la revolución podía ser representable el drama que anunciaban los carteles del coliseo marinedino, Valencianos con honra. Aunque Amparo no iba a parte alguna, tanto oyó hablar de lo intencionado y subversivo que era el drama famoso, y de cómo pintaba a los republicanos tal cual son y no según los ennegrece el pincel reaccionario, que resolvió asistir.

Pero donde se ve la capacidad de observación de la autora es en la reproducción  fidedigna del habla popular; acerca al lector, el modo de expresión de los  personajes, transcribiendo  el habla real de la calle, incluyendo  rasgos de pronunciación, vulgarismos y errores ortográficos que evidencian y denuncian la situación de analfabetismo de la clase obrera; lo podemos comprobar en la carta  que escribe La comadreja”… «Estimada Srta.: halguien que la estima le abisa que quien se guiere casar con Usté tiene compormetida huna Chica onrada, y lea dado palbra de casarse con ella. Es el de Sobrado, parque Usté no dude, y Usté se iformará y veraque es verdá. Q. b. s. m. Un afetísimo amigo». Sin olvidar, la riqueza léxica, las numerosas palabras y expresiones, hoy perdidas muchas de ellas, que muestran el habla popular… amohado, quisicosa, inguilis, velay, miedo a un pasagonzalo,  la cocina parecía una espelunca, La planta no se sujetaba al espaller, los burreros y espoliques, somatén, tagarninas.

La necesidad de especificar y detallar  responde a las nuevas tendencias literarias basadas en  la observación, una sensibilidad artística que  muestra  la realidad tal cual es, superando así,  el romanticismo imperante en la literatura, que impregna aún muchas de las descripciones de la novela…  al mismo tiempo Josefina tocó levemente en el codo a Baltasar, el cual se inclinó, y por movimiento simultáneo cayeron los brazos de ambos y sus manos se unieron el espacio de un segundo, depositando la mano varonil en la femenina un papelito blanco, tamaño como una mariposa. Susurraban las acacias, llenaba el aire el misterioso silabeo de las conversaciones de última hora, y el amoroso gemido del mar, besando el parapeto, completaba la sinfonía…;  

Es de todos admitido que esta novela es “REALISTA pero muchos autores  van más allá y la califican  como novela ”NATURALISTA”,  por el interés que muestra en  llevar al extremo las técnicas de observación objetiva de la realidad; y llega a lograrlo,  en las sórdidas  descripciones de la pobreza, palpable  en el barrio de Amparo o en la casa de Guardiana… Guardiana era huérfana; su padre y madre murieron del pecho, con diferencia de días, quedando a cargo de una muchacha de dos lustros de edad, cuatro hermanitos, todos marcados con la mano de hierro de la enfermedad hereditaria: epiléptico el uno, escrofulosos y raquíticos dos, y la última, niña de tres años, sordomuda… Igualmente el momento del parto de Amparo está detallado al modo naturalista. No olvidemos como Doña   Emilia Pardo Bazán defendió el naturalismo en su obra ensayística La cuestión palpitante y lo puso en práctica en Los pazos de Ulloa, pero siempre desde su perspectiva de católica,  que  refutaba  ideas como el ateísmo y determinismo biológico defendidos por un naturalismo  influido por los descubrimientos de Darwin.

Además de la DESCRIPCIÓN, la NARRACIÓN es el segundo pilar en el que se apoya la autora para hablar de la HISTORIA, y traer a colación uno de los acontecimientos históricos del XIX más relevantes, «La Revolución de Septiembre de 1868 llamada “La Gloriosa” y la proclamación de la primera república«…Ocurrió poco después en España un suceso que entretuvo a la nación siete años cabales, y aún la está entreteniendo de rechazo y en sus consecuencias, a saber: que en vez de los pronunciamientos chicos acostumbrados, se realizó otro muy grande, llamado Revolución de Setiembre de 1868. De una manera coloquial, va narrando los hechos y exponiendo  la situación  derivada de  la huida de la reina Isabel II y González Bravo a Francia, mientras que el pueblo, se posicionaba;   el campo y las ciudades del interior defendiendo la tradición monárquica  y   las ciudades y puertos de la costa, alineándose al lado de la república; no falta el humor cuando explica la preferencia por la república federal… Y es de notar que desde el primer instante la forma republicana invocada fue la federal. Nada, la unitaria no servía: tan sólo la federal brindaba al pueblo la beatitud perfecta. ¿Y por qué así? ¡Vaya a saber! Un escritor ingenioso dijo que la república federal no se le hubiera ocurrido a nadie para España si Proudhon no escribe un libro sobre el principio federativo y si Pi no le traduce y le comenta(…)  Es evidente que el federalismo se improvisó allí y doquiera.

Y así pasa revista a las coaliciones  de liberales, moderados y republicanos que a partir del triunfo de la revolución y durante seis años conocidos como el Sexenio Democrático (1868-1874) intentaron  crear en España un nuevo sistema de gobierno que sustituyera al de Isabel II. El narrador o la autora, pues no sabemos dónde empieza uno y acaba el otro, cuenta con humor y desparpajo, cómo rechazada en un primer momento la idea de instaurar una república, se busca con desesperación un monarca que lidere el país,  mientras   Serrano es  nombrado regente, con  honores casi regios y Juan Prim, -el eterno rebelde contra los gobiernos isabelinos-, es nombrado dirigente del gobierno. Conviene leer la cita textual, a pesar de su extensión,  por su forma narrativa desenfadada y fresca en la que no falta el cinismo y la crítica… Vamos, ¿cuántos candidatos dirá usted que hay al trono? —. Vaya usted contando por los dedos, si la paciencia le alcanza. Espartero… uno. Dirá usted que es un estafermo, bien; pero los restos del partido progresista, todo cuanto gastó morrión, y algunos chiflados de buena fe, le aclaman. ¿No ha visto usted en las tiendas el retrato de Baldomero I con manto real? El hijo de Isabel II, dos; su madre abdicó o abdicará. Ese, al menos, representa algo; pero es un rapaz; para jugar a la pelota serviría. El Pretendiente, tres… y mire usted, lo que es ese dará mucho juego; ya empieza todo el mundo a llamarle Carlos VII. Reúne él solo más partidarios que todos los demás juntos, y gente cruda, de trabuco y pelo en pecho. El duque de Aosta, un italiano… cuatro. Un alemán que se llama Ho… ho… en fin, un nombre difícil; los periódicos satíricos lo convirtieron en Ole, ole, si me eligen… cinco. La regencia trina… seis, o por mejor decir, ocho. Y Ángel I… nueve. ¡Ah!, se me olvidaba el de Portugal que anda remiso… y Montpensier. Once. ¿Qué tal? .  Ya lo decía Serrano: “«¡Encontrar a un rey democrático en Europa es tan difícil como encontrar un ateo en el cielo!»”. Este  primer intento del país  de establecer  un régimen político democrático, primero en forma de monarquía parlamentaria, durante el reinado de Amadeo I de Saboya (1871-1873) y después en forma de república, la Primera República (1873-1874), acabó siendo un fracaso.

La defensa de la República encuentra en Amparo y las cigarreras sus más fieles defensoras; “La Tribuna» pregonará  los discursos de Castelar a favor del pueblo o la  llegada de los individuos de la Asamblea de la Unión   venidos de Cantabria  a vaticinar la redención, a sus compañeras de la fábrica,  metáfora ésta,  fiel y abreviada de la nación española…  Cuando la fogosa oradora soltaba la sin hueso, pronunciando una de sus improvisaciones, terciándose el mantón y echando atrás su pañuelo de seda roja, parecíase a la República misma, la bella República de las grandes láminas cromolitográficas.

La autora, a pesar de considerar este país como “el país de tócame Roque”,  presenta un final alentador, al hacer coincidir el  nacimiento de un nuevo ser, con el de la deseada República federal, convirtiéndose ambos en  símbolos de un futuro esperanzador.

La frescura de las narraciones y descripciones de Doña Emilia Pardo Bazán, su soltura,  su picardía, su actualidad, su aguda crítica y su humor,  logran humanizar y simplificar unos hechos complejos, de gran transcendencia política,  no sólo a los lectores de la época,  sino a los actuales, poniendo de relieve al mismo tiempo,  la paciencia infinita del pueblo y  la incapacidad histórica de los políticos de buscar soluciones que reviertan en el bienestar del pueblo.

2 comentarios sobre “La Tribuna, Emilia Pardo Bazán

  1. Exhaustivo análisis de la novela. Todo lo suscribo. Sólo quisiera discrepar un poco de esa interpretación optimista que haces del «final alentador, al hacer coincidir el nacimiento de un nuevo ser, con el de la deseada República federal». Yo no lo veo así. En mi opinión la llegada de la República es todo menos alentador para Amparo que se ve sola, abandonada por el padre de su hijo y con escasas perspectivas de futuro. Esta República no le va a dar nada más que quebraderos de cabeza. Cuando la Pardo Bazán escribe la novela (1882) ya hace siete años que la República colapsó. Ella presenta a una inocente que luchó como nadie por dos ideales: su amor por el señorito Baltasar y la República federalista. Los dos pasaron de ella o por encima de ella.
    Un beso

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