Hablar de Stefan Zweig, es hablar de un escritor de culto; su actividad literaria volcada en la narración, las biografías y el ensayo, le han convertido en uno de los autores más leídos del siglo XX y más valorado por la crítica. Su obra fue prohibida por el régimen nazi debido a su origen judío y sus posiciones pacifistas, por lo que tras el auge del nacionalsocialismo en Austria, se estableció en Londres; vivió también en París y viajó por toda América Latina, muriendo fuera de su patria, exiliado, en Petrópolis.
Hace años leí con agrado su archiconocido libro, Momentos estelares de la Humanidad (1927), compuesto por 14 «miniaturas históricas«, en las que narra 14 instantes decisivos de personalidades y pueblos, en los que el detalle adquiere valor de hecho relevante. Hoy, me he reencontrado con el autor, -esta vez en su faceta novelística-, gracias a la recomendación que Leontxo García, ajedrecista y periodista, hizo en el coloquio del programa “Versión española” dirigido por Cayetana Guillén Cuervo, en el que se proyectó la película “El jugador de ajedrez”, drama dirigido en 2017 por Luis Oliveros.
El libro recomendado fue, “Novela de ajedrez”, obra de menos de 100 páginas, en las que Stefan Zweig, reflexiona sobre este juego, incidiendo tanto en su poder sanador, como en los efectos perniciosos que puede desencadenar en personas que, encontrándose en situaciones límite se aferran al juego, llegando a sufrir desequilibrios nerviosos agudos; es lo que el autor denomina “intoxicación por ajedrez”. La novela, que tiene mucho de representación teatral, será llevada por un maestro de ceremonias, un NARRADOR- PRESENTADOR, que en 1ª persona y con el pretexto de una conversación con un amigo… Yo estaba conversando con un amigo en la cubierta de paseo…, nos ubicará en el decorado escogido por el autor… A bordo del transatlántico que había de zarpar a medianoche de Nueva York rumbo a Buenos Aires reinaban la animación y el ajetreo propios del último momento… y nos introducirá sutilmente en la vida privada de tres personajes conectados íntimamente con el mundo del ajedrez, escenificando sus relaciones personales con el juego y los procesos psicológicos que las alimentan.
EL NARRADOR PRINCIPAL del que desconocemos su nombre, irá aportando información sobre sí mismo mientras informa sobre el resto de los personajes, por lo que conoceremos que es austriaco… Averiguado por un camarero que el desconocido era austríaco, me encargaron a mí, como compatriota suyo, que le comunicara nuestra solicitud…, que posee una esmerada educación… Su apellido, que enseguida me resultó familiar correspondía a uno de los más antiguos e ilustres linajes de la nobleza austríaca. (… )Recordé que uno de los portadores de aquel nombre había formado parte del círculo de los más íntimos amigos de Schubert y que de aquella familia procedía también uno de los médicos de cámara del anciano emperador… que es una persona observadora, interesada en los procesos psicológicos de la mente humana… Toda mi vida me han intrigado los monomaniacos, las personas obsesionadas por una sola idea… y que es un gran conocedor del ajedrez, al que considera…”Juego entre los juegos”, el único entre los ideados por el hombre que escapa soberanamente a cualquier tiranía del azar, y otorga los laureles de la victoria exclusivamente al espíritu, o mejor aún, a una forma muy característica de agudeza mental. Creo que son muy interesantes las preguntas retóricas que se hace a sí mismo y a los lectores, -sobre todo a los lectores-jugadores-, sobre la consideración del juego… ¿No es acaso también una ciencia, un arte que gravita entre estas diferentes categorías como entre el cielo y la tierra el ataúd de Mahoma? ¿No es por azar un vínculo único entre todos los pares de contrarios; antiquísimo y sin embargo siempre nuevo; mecánico en su disposición y sin embargo eficaz tan sólo por obra de la fantasía; limitado a un espacio rígidamente geométrico y a un tiempo ilimitado en sus combinaciones; en perpetuo desarrollo y sin embargo estéril: un pensamiento que no lleva a nada, una matemática que nada calcula, un arte sin obras, una arquitectura sin sustancia, y aun así más manifiestamente perenne en su esencia y existencia que todos los libros y obras de arte, el único juego que pertenece a todos los pueblos y a todas las épocas y del que nadie sabe qué dios lo legó a la tierra para matar el hastío, aguzar los sentidos y estimular el espíritu?. Irá descubriendo, al mismo tiempo que los lectores, la compleja personalidad de cada uno de los personajes, propiciando una aguda reflexión sobre la fragilidad de la mente humana, sobre sus causas y sus consecuencias.
El primer ajedrecista que aparece en escena es Mirko Czentovic, campeón del mundo de ajedrez, -extremo que parece desconocer el narrador-, que aparece rodeado de fotógrafos en la cubierta del transatlántico, mirando con aires de suficiencia a los curiosos que observan el espectáculo; será el amigo el que revele al narrador y a los lectores, algunos datos de su pasado, cuatro pinceladas, como que se quedó huérfano y fue recogido por el cura de su pueblo, que aprendió a jugar, -como niño prodigio que era-, observando las partidas diarias de éste con un vecino, y que a pesar de su pericia en el juego, todo el mundo lo describía como un pueblerino ignorante, hosco y tedioso… un completo outsider del mundo del intelecto— Pues en cuanto se levantaba de la mesa de ajedrez, en la que era un maestro sin parangón, Czentovic se convertía sin remedio en una figura cómica, casi grotesca… e interesado únicamente en obtener todo el dinero posible de su talento y su fama.
McConnor es el segundo jugador, un ingeniero de minas escocés, de carácter exaltado, necesitado de emociones fuertes que le llevan a medir sus fuerzas en el ajedrez con el campeón, y a pagar grandes sumas para lograrlo con la fortuna que amasó con los pozos de petróleo en California; El narrador lo describe así : Físicamente era un hombre fornido, de recias y vigorosas mandíbulas, casi cuadradas, dientes fuertes y tez sanguínea, cuyo subido tono rojizo era probablemente debido, al menos en parte, a una copiosa fruición del whisky. La sorprendente anchura de sus espaldas, de un atletismo casi impetuoso, reflejaba, ya que el tal Mr. McConnor pertenecía a esa casta de triunfadores seguros de sí mismos que consideran una derrota en el más intrascendente de los juegos como una afrenta a su amor propio…
Y es en el tercer jugador, en el que recae el peso de la HISTORIA, superando por ello en protagonismo a los dos anteriores; es “El Jugador desconocido”, nombrado como “Señor B”, quien tras aconsejar a McConnor en una de sus partidas con Mirko Czentovic, se enfrentará con el campeón al que pondrá en apuros. Perteneciente a uno de los más antiguos e ilustres linajes de la nobleza austriaca… En realidad no era propiamente un bufete de abogados; nos limitábamos exclusivamente a asesorar sobre problemas jurídicos, y en particular a administrar los bienes de los grandes conventos, a los que mi padre, como antiguo diputado del partido clerical, estaba muy vinculado. Y aparte de eso, se nos había confiado la administración de la fortuna de algunos miembros de la familia imperial…, dialogará con el narrador, al que referirá su estremecedora biografía y las sensaciones que percibió en los días previos a la entrada de Hitler en Viena, reviviendo el momento de su detención por las SS y los cuatro meses posteriores de tortura psicológica, encerrado en una habitación del Hotel Metropol, -cuartel general de la Gestapo-, sometido a continuos interrogatorios; a través de este personaje, el autor ejerce una crítica feroz al nazismo y a sus métodos de tortura psicológica… A las personas de mi categoría, de quienes esperaban obtener dinero o documentos importantes, no las encerraban en campos de concentración (…) Nada, nada, nada… Sólo entonces adquirí conciencia de la diabólica eficacia de aquel sistema para aniquilar el espíritu. (…) Aquí no había nada que pudiera distraerme de mis pensamientos, de mis alucinaciones, de mis recapitulaciones enfermizas. Y eso era justamente lo que pretendían, que me intoxicara cada vez más con mis propios pensamientos, hasta que ya no pudiera más y los tuviera que escupir, que vomitar, y tuviese que confesar, confesar todo lo que ellos querían y facilitarles nombres y documentos. Relatará en 1ª persona, quién es, cómo la desesperación le llevo a robar un libro para llenar su soledad, en el que no encontró el contenido deseado, sino partidas de ajedrez de los mejores maestros… Hacía cuatro meses que no tenía un libro en las manos y ahora, la sola idea de un libro con palabras alineadas, renglones, páginas y hojas, la sola idea de un libro en el que leer, perseguir y capturar pensamientos nuevos, frescos, diferentes de los míos, pensamientos para distraerse y para atesorarlos en mi cerebro, esa sola idea era capaz de embriagarme y también de serenarme... y detallará la tortuosa relación que mantuvo con el juego… Querer jugar contra uno mismo representa, en definitiva, una paradoja tan grande en ajedrez como querer saltar sobre la propia sombra…(…) Nunca seré capaz de expresar ni de manera aproximada cuántas partidas contra mí mismo llegué a jugar durante los últimos meses de cautiverio en mi celda, sumido en aquel insaciable extravío. Tal vez mil, o más. Me sentía como poseído y no podía hacer nada por evitarlo; de la mañana a la noche no hacía otra cosa que pensar en alfiles y peones y torres y reyes, y a y b y c , y en el mate y en el enroque; me volcaba en cuerpo y alma sobre la cuadrícula del ajedrez… que en un primer momento le salvó de la amenazadora locura para más tarde hundirle en ella. Alejado del juego 25 años, en este viaje a Argentina, los hados confluyen para que vuelva a sentarse ante el tablero, -convencido por el narrador-, para enfrentarse al campeón del mundo y despertar de nuevo los síntomas dormidos de su mente enferma:
Alertado por nuestro silencio, también el señor B. miró el tablero y empezó a balbucear de un modo penoso:
—¡Pero si es que al rey le toca estar en f7 …! No es ahí donde tiene que estar, ni de lejos… ¡Usted ha movido mal! Todo está fuera de sitio, en este tablero… el peón tendría que estar en g5 y no en g4 … esto es de otra partida… esto es…
El hecho de que haya más narradores/actores, lleva al autor a utilizar la 1ª persona del plural, un “NOSOTROS” que incluye a los tres jugadores y al narrador… Miramos hacia el tablero y a continuación, intranquilos, al señor B. La casilla en la que se encontraba el rey de Czentovic estaba efectivamente protegida del alfil por un peón, hasta un niño habría podido darse cuenta, y por lo tanto era imposible que existiera ningún jaque al rey. La inquietud se apoderó de nosotros. ¿Podía ser que nuestro amigo, en su aturdimiento, hubiese movido mal alguna pieza, llevándola una casilla demasiado lejos o demasiado cerca?; todos ellos irán descubriendo sus singularidades y rarezas, ante el juego del ajedrez… “Me alarmó su tono desafiante; McConnor ofrecía en aquel instante mucho más el aspecto de un boxeador a punto de descargar un puñetazo que el de un gentleman bien educado.(…). Tenía el semblante encendido hasta la raíz de los cabellos, las ventanas de la nariz se le habían dilatado bajo una fuerza interior, transpiraba visiblemente y se mordía los labios. Su barbilla se proyectaba hacia adelante en señal de batalla, y en sus ojos pude distinguir con inquietud aquel relampagueo de apasionamiento incontrolado…”.
En esta pequeña novela, casi pieza teatral, la NARRACIÓN impecable… No llegábamos a adivinar las intenciones de ninguno de los dos adversarios, ni sabíamos dilucidar cuál de ellos llevaba ventaja al otro. Veíamos tan sólo que las piezas intentaban de cuando en cuando introducirse como una cuña para escindir las filas del frente enemigo, pero no acabábamos de discernir el entramado estratégico de todo aquel ir y venir, pues entre jugadores tan experimentados cada movimiento era el resultado de la combinación mental de diferentes jugadas… las elegantes y rigurosas DESCRIPCIONES… Estaba leyendo, sentado en una tumbona en la cubierta de paseo. Antes de acercarme aproveché la ocasión para contemplarlo tranquilamente. La cabeza, de rasgos marcados, descansaba con gesto de leve cansancio en una almohada; una vez más me llamó la atención la extrema palidez de aquel rostro relativamente joven, cuyas sienes ceñían unos cabellos de deslumbrante blancura; tuve, no sé por qué, la sensación de que aquel hombre debía de haber envejecido de golpe…. los DIÁLOGOS profundos e intensos, y las CONFESIONES ÍNTIMAS… Esta indescriptible situación duró cuatro meses. ¡Cuatro meses! ¡Se dice pronto! Cuatro sílabas. Bastan dos palabras para escribirlo. En un cuarto de segundo los labios lo pueden articular: cua-tro me-ses. Pero nadie podría describir, ni medir, ni expresar ante los demás ni ante sí mismo cuánto dura el tiempo fuera del tiempo, fuera del espacio; como tampoco puede darse a entender a nadie hasta qué punto roe y destruye esta nada perpetua… mantendrán la tensión narrativa y serán las vías por las que transcurrirá la acción, provocando en ella, cambios de ritmo constantes, que van desde el sosiego, al vértigo provocado por el propio juego y por la locura.
El LÉXICO específico del ajedrez está presente a lo largo de la novela, escaques, piezas, anticipación, combinación, réplica, signos, diagramas…, así como la explicación de las jugadas y las alusiones a los grandes maestros del ajedrez… Lo que había empezado como un simple pasatiempo se convirtió en un placer, y las figuras de los grandes estrategas del ajedrez, Allekhin, Lasker, Bogollubov, Tartakover, se convirtieron en amables pobladores de mi soledad…; su preocupación por la claridad y exactitud narrativa, le lleva a DEFINIR ciertos términos…Como auténtico diletante, en el más bello sentido de la palabra —persona que juega tan sólo por el deleite que le produce jugar—. y a CREAR NEOLOGISMOS audaces… este self-made-man macizo… cargados de ironía y HUMOR, presente éste último en otros momentos de la narración…una vez más que a una persona de espaldas tan anchas no se le puede llevar la contraria cuando se le mete algo en la cabeza.
LA EXCELENCIA NARRATIVA de «Novela de ajedrez» y su perfecta ESTRUCTURA, forjan una obra redonda e intimista que produce en el lector una lectura placentera y por demás interesante, más aún, si consideramos que fue la última obra escrita por el autor antes de suicidarse. Este trágico suceso ocurrió el 22 de Febrero de 1942 y en diciembre del mismo año, se publicó póstumamente en Buenos Aires; al año siguiente llegó a Europa y se publicó en Estocolmo, ya que que Zweig estaba prohibido por el nazismo en países de lengua germana.
Es una pequeña joya.

¡Hola tía! (En sentido literal).
Me encante Stefan Zweig y he conseguido enganchar a mi madre a este genio austriaco de la literatura. La obra que comentas no me la he leído todavía, pero cuando tenga tiempo es una de las que quiero abordar. La biografía de María Antonieta es una maravilla y su obra El Mundo de Ayer es un repaso de la historia de Europa desde finales del siglo XIX a mediados del XX. Lástima que nos dejara tan pronto, aunque fue bastante prolífico. Eso que nos llevamos.
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