Antes de analizar esta interesantísima novela de Maggie O¨Farrell, Hamnet, os diré que justo antes de comenzar su lectura, me llegó una selección de obras de “El Cultural”, entre cuyas sugerencias se encontraba Hamnet, considerada como una de las mejores novelas del 2021; este hecho me reafirmó en la idea de leerla. !Qué gran propuesta!. Ya desde las primeras páginas pude comprobar el dominio del lenguaje del que hace gala la autora, desplegando su maestría en un texto muy elaborado, que conserva la inocencia y vivacidad de los cuentos infantiles. Está plagado de figuras literarias, que muestran su personal estilo narrativo y enriquecen unas descripciones cargadas de sensualidad y poesía. Y en ese espacio de belleza y sensaciones, se alza un personaje femenino, Agnes, en el que convergen la magia, la naturaleza, el amor, la realidad más cruda, la ausencia, la muerte y el duelo.
Esta figura femenina, ignorada por la Historia y novelada por la autora, es la esposa del archiconocido y brillante escritor William Shakespeare y madre de sus hijos Sussana y los gemelos Judith y Hamnet. Este último nombre, es una variante de Hamlet, título que el gran dramaturgo dió a una de sus tragedias y que veremos representada en nuestra ficción; la autora nos lo explica …según consta en los anales de Stratford de finales del XVI, las formas Hamlet y Hamnet son dos formas perfectamente intercambiables de un mismo nombre; por lo tanto Hamnet es Hamlet; pero no se confunda el lector creyendo que su padre, -William Shakespeare-, –el preceptor de latín en nuestra novela-, va a ser el protagonista. Nada más lejos de la realidad. El célebre autor va a ser un personaje ausente y sin nombre, siempre en Londres, separado de la familia por motivos laborales, pero presente en el corazón de los suyos. Agnes va a ser la protagonista, la fuerza y la energía de su hogar. Es una trabajadora incansable, madre abnegada, de inteligencia natural, conocedora de plantas y flores, que sabe interpretar las señales del bosque, -su hábitat natural-, y que ha heredado los poderes maternos que le permiten adivinar el futuro… Agnes sabe que Edmond vivirá poco…; al mismo tiempo es una mujer generosa que olvida sus deseos para cumplir los de su marido; prefiere verlo feliz lejos que abatido a su lado. Esta es la razón por la que tendrá que vivir en solitario la desgracia que se cierne sobre su familia.
Con ser interesantes la personalidad y las vivencias de esta mujer que coge las riendas de su casa y saca adelante a sus hijos, el relato se quedaría en una historia doméstica más, si no fuera por la magistral manera de narrar y describir un momento del s. XVI en el que se se gesta una gran obra, Hamlet, recordándonos que el amor y el arte superan el tiempo y la muerte; gracias a una tenaz elaboración y una técnica depurada, la autora logra la perfecta integración textual de todos los elementos narrativos, desde la definición de caracteres al manejo del tiempo, el ir y venir del presente al pasado sin conectores temporales, ni gráficos, ni temáticos que ayuden al lector.
La novela comienza con Hamnet deambulando por la casa familiar en busca de su hermana Judith a la que encuentra enferma en su cama; se lanza a pedir ayuda en voz alta y nadie contesta, ni su madre, ni su hermana Sussana, ni la abuela Mary; sí aparece el abuelo John, encarnación de la brutalidad, la zafiedad y el engaño, quien al encontrarlo en su taller de confección de guantes, lo echa sin escucharlo, con insultos, lanzándole un objeto que le hiere en la frente. A partir de aquí y en el párrafo siguiente, viajaremos del presente en Stratford, al pasado en Howland, para conocer la infancia de Agnes en casa de sus padres, la temprana muerte de su madre y las vivencias con su madrastra Joan y sus seis hermanastros.
Será el NARRADOR quien nos cuente todo lo que rodea a ambas familias, la de Agnes en Howland y la del preceptor de latín, su marido, en Stratford, una figura que irá siguiendo a cada uno de los personajes, como un pariente, como un amigo, como una cámara incorporada a ellos, un testigo muy cercano, que compartirá no sólo su presente sino su pasado, …Una mañana de principios de primavera, unos quince años antes de que Hamnet vaya corriendo a casa del médico, un preceptor de latín, se encuentra justo en esta misma ventana (en la que se encuentra el narrador). El narrador, no olvida al lector al que introducirá en su relato, a través de la primera persona del plural, convitiéndole en un personaje más, potenciando su protagonismo y compartiendo con él las mismas sensaciones …Si nos asomáramos a la ventana de Hewland y volviéramos la cabeza, veríamos ….Podría parecernos una vista verde inconstante…; en ese acercamiento al lector logra recrear momentos de gran belleza, primeros planos que describen minuciosamente detalles apenas perceptibles… si nos acercáramos lo suficiente la veríamos mover los labios murmurar a los insectos que vuelan alrededor de su cabeza, se le posan en la manga, tropiezan con su cara…; otras veces se pregunta por uno de los personajes como si lo hubiese desatendido mientras se centraba en otro….¿Y Hamnet? …Entra de nuevo en la estrecha casa, construida en una rendija, en un angosto solar vacío. Ahora está muy seguro de que habrá vuelto alguien. Judith y él ya no estarán solos….cambiando el enfoque de la cámara para captar otro espacio y otra acción.
Este narrador conocedor de todo, que acompañó al preceptor de latín en el pasado y ahora a su hijo Hamnet, describirá los espacios en los que se desenvuelven las vidas de los personajes; la Granja de Howlan, en la que Agnes pasa una infancia agreste con su hermano Bartolomew, al lado de un padre silencioso y trabajador, y de una madre, -Rowland-, mimetizada con la naturaleza, adivina y conocedora de los secretos del bosque. Con pocas trazos el narrador dibujará el ambiente que la rodea, la dureza de la vida en el campo, la frescura de una naturaleza acogedora, la aversión que la madre suscita en el pueblo y su muerte en el parto del tercer hijo; y andando el tiempo, las segundas nupcias del padre con Joan, una madrastra desafecta que la convertirá en la cenicienta de la casa reservándole los peores trabajos; también describirá su feliz aislamiento en la espesura y soledad del bosque del que se siente parte y al que vuelve en momentos decisivos de su vida…cada árbol atiende a las atenciones del viento a su propio ritmo…(..)..Es como si los colores lucharan, compitieran por superarse por ser el más vibrante…; y ya crecida, su enamoramiento del preceptor, profesor de latín de sus hermanastros.
Otro espacio, en el que Agnes sigue siendo protagonista será en la localidad de Stratford, en la casa de sus suegros Mary y John, donde vive con su marido y sus tres hijos en un estrecho almacén que les ha dejado el suegro, anejo a su gran casa y que ellos han convertido en hogar. John, fabricante de guantes, es un hombre colérico, caído en desgracia por ciertas malas prácticas mientras ostentaba cargos en el ayuntamiento, que vuelca su resentimiento en la familia, especialmente, en su hijo, el preceptor, al que castiga por no querer seguir su oficio y preferir el mundo de los libros; por ello le obliga a dar clase a los hijos de la madrastra, en Howland, para saldar una antigua deuda con el padre de Agnes….lo que el preceptor sabe a ciencia cierta es que su padre el guantero se ha aventurado en una empresa ilícita que supuestamente nadie debe conocer…; John es la maldad personificada, disfruta haciendo sufrir a personas y animales como demuestra la descripción de la visita que hace a la granja de Howland, no exenta de humor negro…Las ovejas caracolean entre sus piernas, lo miran con ojos saltones, se apartan de él como si fuera un gran depredador terrorífico. Guantes, les musita por debajo, sin dejar de sonreír, os vais a convertir todas en guantes ….. Y el último espacio es Londres, una ciudad ruidosa, infecta y pestilente donde el padre sin nombre, el comediante admirado por las multitudes, vive la mayor parte del tiempo en una casa de vecinos austera y oscura, en la que escribe cartas de añoranza, a su mujer y sus hijos, y en las que también les habla de las dificultades de hacer teatro; se ha alejado de su familia para poder escribir y representar sus comedias y dramas en uno de los Corrales de Comedias más famosos, The Globe, construido en 1599, a orillas del río Támesis, en la afueras de Londres; The Lord Chamberlain’s Men, es la compañía de teatro en la que William Shakespeare trabajará como actor y dramaturgo, durante casi la mitad de su carrera y con la que representó “El rey Lear”, “Julio César” y “Hamlet”. Precisamente en la representación de Hamlet, asistimos a uno de los momentos mágicos de la novela, la presencia de Agnes entre el público, recién llegada a Londres, en una escapada alocada en busca de su marido para pedirle explicaciones. Se presenta en el corral de comedias y ve la representación. Y nosotros a su lado. ¡Qué exhibición de metaliteratura!. La realidad literaria y la realidad histórica del siglo XVI, formando el entramado de la ficción novelesca, fusionada a su vez con el momento del lector de este siglo. Y en esta amalgama de sensaciones, ficción en la realidad y realidad en la ficción, descubrimos el drama Hamnet/Hamlet que se ha ido alimentando de las vivencias dramáticas de la familia de Shakespeare y sobre todo de la ausencia del padre. Ese momento culminante es descrito por el narrador con la vivacidad y realismo de una retransmisión en directo. Su descripción es pura sinestesia: oímos los gritos del populacho, sus maldiciones, vemos las peleas, sentimos los berrinches de los niños y olemos los alimentos lanzados como proyectiles desde los palcos al patio; y nos emocionamos con el silencio conmovedor que se impone cuando el príncipe Hamlet dialoga con el fantasma de su padre. Emoción difícil de contener en el encuentro de miradas entre Shakespeare, -actor en el escenario- y Agnes -espectadora entre el público-, cargadas de comprensión y conciliación tras sufrir el duelo que emocionalmente los distanció.
Maggie O´Farrell juega con múltiples Técnicas, para conmover al lector y agitar su fibra más sensible y reconocer a esos personajes anónimos, de la vida cotidiana, que conforman lo que Unamuno denominaba, intrahistoria, -soporte humano invisible y necesario para el desarrollo de la Historia-; Agnes, que olvida sus deseos para apoyar a su marido, es la intrahistoria, la protagonista de su casa, y Shakespeare es el protagonista de la Historia y la Literatura.
Y si hablamos de emocionar al lector, la autora recurre a dos técnicas: la presencia desbordada de la SINESTESIA, –figura literaria consiste en relacionar una imagen o sentimiento, con uno de los sentidos diferente al que lo percibe-, por la que los olores, los ruidos, los sabores, el tacto de las cosas, se mezclan inundando un retazo de vida de una familia del siglo XVI y el exquisito TRABAJO METALITERARIO o lo que es lo mismo, servirse de la literatura para hacer literatura, de modo que la novela se va fraguando con la argamasa de la propia literatura, convirtiéndose en una novela de cuentos; la estructura cuentística está por tanto, perfectamente ensamblada en el entramado narrativo. La autora bebe en los cuentos infantiles y lo plasma a lo largo de toda la novela, que adquiere en tantas ocasiones la forma de cuento clásico; al describir el trabajo que realiza Agnes en la Granja, encontramos similitudes con La Cenicienta, el famoso cuento de Charles Perrault, ya que recoge muchas de sus características: hay una madrastra, –Joan-, que la desprecia y obliga a realizar los peores trabajos de la casa cuidando gallinas y cerdos; unos hermanastros que la humillan y gozan de privilegios vedados a Agnes …su madrastra jamás se le acerca y los hermanastros le dan manotazos y la arañan , pero eso no cuenta…; presencia de la magia y de lo esotérico …Momentos de descubrimiento en los que llega información a su cerebro… ; habla con los animales y su fiel compañero es un halcón que la acompaña siempre; y por último, hay un príncipe azul que es el preceptor, que logra sacar de la opresión a la bella Agnes.Otros cuentos sobrevuelan la narración, -o al menos yo así lo he sentido-, como El gallo Kirico, no por el tema, sino por la secuencia que sigue, –búsqueda, rechazo, menosprecio, nueva búsqueda y fracaso final–, similar a la que sigue Hamnet cuando busca desesperadamente quien le ayude, de casa en casa, sin obtener respuesta. La misma técnica cuentística la encontramos en Agnes cuando acude a hablar con su hermano Bartolomew, para que hable con su suegro John, para que éste hable a su hijo, el preceptor, y le sugiera ir a Londres a vender guantes.
La madre de Agnes, Rowlan, viene envuelta en un halo de misterio, y la autora vuelve de nuevo a la estructura del cuento para relatar su historia…Asi pues en una casa en la linde del bosque vivía una niña con su hermanito…(…) Los más ancianos del lugar creían que la madre de la niña había salido de allí… Y para ofrecer más datos, echa mano de una técnica muy del agrado de Cervantes, el perspectivismo,(Ver reseña: El Quijote: un juego de perspectivas ) mencionada muchas veces en este blog, para ofrecer distintos puntos de vista sobre esta extraña mujer…Nadie sabía de dónde era, … Según la historia había aparecido un día separando las zarzas, había salido del mundo verde y sombrío y desde entonces el granjero no pudo dejar de mirarla nunca más, le quita los caracoles del pelo y las zarzas del ropaje, se la llevó a casa, le dio de comer, la vistió, la desposó y poco después nació la niña…; llegados a este punto, introduce a varios narradores como Cervantes hace en su Quijote, que aportan distintas versiones de los hechos… Los narradores solían destacar que ninguna mujer había cuidado a sus hijos como lo hacía ella…
Pero hay más huellas cervantinas; la autora interpola otros dos cuentos breves, ”El vidriero de Murano” y “El grumete y el mono de Alejandría”. Cervantes intercaló numerosos cuentos en su famosa obra, unos independientes y otros que confluían en el eje central de la obra. Ver reseña : El Quijote: un juego de interpolaciones novelescas ). Su huella se deja ver en los acontecimientos narrados en ambos cuentos, que describen el itinerario que en 1596 siguió la peste desde Alejandría hasta llegar a Stratford; suceden al mismo tiempo, en lugares diferentes y en la vida de dos personas distintas, el vidriero y el grumete…Muchos meses antes del día en que X se pone enferma, en las postrimerías de 1595…, hasta configurar el presente de la familia de Agnes y un desventurado desenlace para uno de sus miembros. Este viaje itinerante que podría ser un cuento o una novela corta de aventuras, es narrada con un ritmo trepidante, vertiginoso, hilando un hecho con otro, creando tensión en los lectores que van intuyendo el fatal desenlace.
No puedo dejar de hacer un resumen del cuento, como muestra de la técnica que exhibe la autora; la acción comienza cuando un grumete baja del barco en el puerto de Alejandría y un mono se le pone en la cabeza. Lo que el chico no sabe-no puede saberlo- es que el mono le ha dejado algo suyo. En la refriega se le han soltado tres pulgas. Una de ellas se quedará en su cuello y volverá al barco con él. Allí, cogerá a su gato y la pulga se meterá en su espeso pelo blanco para seguidamente irse a dormir a la hamaca del alférez y alojarse en su axila. Muere él y todos los gatos del barco, por lo que las ratas campan por sus fueros; llegan a Alepo y descargan café y muchas ratas contaminadas. Llegan a Constantinopla con la tripulación diezmada, extendiendo la peste; en Ragusa contratan marineros polacos porque han muerto casi todos. Ya en Venecia, la pulga del mono de Alejandría ha vivido en una rata una semana y salta al vidriero que prepara su pedido de tres cajas de cristales, una para la costurera de Stratford, llevando la muerte a su fábrica de Murano; las moscas que han estado en las ratas moribundas se meten en las cajas de las cuentas de colores, envueltas en sucios trapos. En Barcelona desaparecen los últimos tripulantes que quedan; atracan después en Cádiz, Oporto y La Rochelle; cuando entran en Londres sólo llevan cinco tripulantes. De las tres cajas, una es para un joyero de Oxford, otra va para un sastre y la tercera la recoge en el norte un hombre a caballo que va a Wacwhishire; las pulgas de los trapos que envuelven los cristales, saltan al caballo y al caballero y a todos los que se acercan en su camino; al llegar a Stratford los huevos son los biznietos de la pulga del mono de Alejandría; un niño recoge los pedidos que entrega a una costurera de Stratford, que enseña la caja de millefiori a un miembro de la familia de Agnes, que saca los trapos andrajosos y llenos de pulgas.
Este viaje no es el único que relata el narrador; de modo similar describe el viaje de la carta que Eliza, hermana de los gemelos, escribe a su padre, que está en Londres, pidiéndole que vuelva a casa, por un asunto grave (No quiero hacer spoiler). Un tercer viaje, el más agónico de todos, es el realizado por William Shakespeare desde Londres a Stratford, ahogado por el dolor y la incertidumbre. Y el cuarto viaje, también angustioso, el que realiza Agnes a Londres para pedir explicaciones a su marido por escribir una obra con el nombre de su hijo.
El ESTILO de Maggie O´Farrell, es un todo inseparable de la historia y de la estructura; todo se ejecuta al unísono, sin partes, ni divisiones, con un sentido del equilibrio que incide en su naturalidad expresiva; una exhibición narrativa en la que el ritmo, la plasticidad, el cromatismo y la expresividad de su lenguaje, impregnado de poesía, logra atenuar los momentos más dolorosos de la historia; a través de las figuras literarias, especialmente de la SINESTESIA, apuntado anteriormente, logra acumular sensaciones, de color, olor, tacto, vista y sonido, en respuesta a estímulos externos, atribuyendo el efecto de un sentido a otro… Es un olor fuerte, acre, como de alimentos podridos….si le pusiera un color sería gris… logrando una activación sensorial adicional… Nada. Solo el crujir de las vigas, que se expanden suavemente al sol, el suspiro del aire que pasa por debajo de las puertas de habitación en habitación, el roce de telas y cortinas, el crepitar del fuego, el ruido indefinible de una casa en reposo, sin gente. La riqueza de sinestesias es abrumadora pues colorean el resto de figuras como vemos en la siguiente COMPARACIÓN …las mondas van cayendo por la afilada hoja en largos tirabuzones verdes como cabellos de sirena… y en las bellísimas IMÁGENES …Mary, es un marinero cosiendo una vela, disponiendo el barco que se ha de llevar a X al mundo siguiente …(…) Judit se deshace en llanto sobre su madre como un vendaval sobre un árbol…; las ONOMATOPEYAS reproducen sonidos que nos llevan a la infancia…tres llamadas fuertes en la puerta de la vivienda: pum,pum,pum… (…) En la cama le pregunta qué le pasa y nota los latidos del corazón en la palma, pum, pum, pum, pum…; y un gran número de CATÁFORAS que le sirven al narrador para anunciar lo que ocurrirá más adelante y así, aumentar el climax; utiliza también muchos PARALELISMOS, acciones que se dan al mismo tiempo en diferentes espacios; mientras en la casa de Stratford se lucha contra la enfermedad y la muerte, el padre, William Sakespeare, sale de Londres y galopa angustiado en su caballo, luchando contra el tiempo para llegar a casa. ¡Qué manera tan conmovedora de narrar la escena¡…X no puede saber que su padre ha alquilado un caballo. Nunca sabrá que el amigo de su padre le ha procurado una yegua…(…)..no tiene la menos idea de que en esos precisos momentos su padre va de camino a casa…
Y si es emotivo el viaje del padre, la descripción de su desesperación, la desconsolada espera de la madre, su llegada a casa y su presencia en la habitación cuando se disponían a llevarse el cuerpo de uno de sus hijos, es magistral; otro momento mágico, de gran plasticidad cinematográfica …Se levanta el pestillo la puerta se abre y de pronto aparece su marido bajo el dintel con la ropa y la cabeza empapadas y oscuras por la lluvia y el pelo pegado a las mejillas. Tiene cara de no haber dormido, está pálido como enloquecido…(…)…De la boca de su marido sale un ruido ahogado sofocado como el de un animal que se ve obligado a soportar un gran peso. Agnes jamás lo olvidará, al final de su vida años después de que fallezca su marido todavía recordará el tono y el timbre exacto; Confieso que me dieron ganas de aplaudir. La repetición de estructuras sintácticas y el continuo uso de frases cortas, es esencial a la hora de describir pasajes llenos de acción, como el anteriormente citado, que potencian la continuidad discursiva, agilizando la narración y acelerando el ritmo.
Para expresar la angustia de la muerte, el doloroso duelo y el desgarro, la autora recurre a uno de los poetas que mejor supo plasmar estos sentimientos ante la pérdida de su amigo, Miguel Hernández , parafraseando uno de sus versos más conocidos …Quiere cavar la tierra con las manos… (…) Agnes va a la deriva, no reconoce su propia vida, está desamarrada, extraviada(….)llora por todo, las cosas pequeñas la deshacen, ya no hay certezas, nada hay seguro…; y ello con una sensación de ahogo, de impotencia, de desaliento, de confusión, de incredulidad y de locura que hace renegar a Agnes del Dios de la iglesia y gritarle… No hay nada después de la muerte. Existe la tierra, existe el cuerpo y al final no son nada.
Quiero disculparme por si en el análisis he desvelado cuestiones que deberían haber sido silenciadas, pero es muy difícil hablar de un rompimiento interior cuando no se declara la causa que lo ha producido. Aunque el nudo trágico no lo he desentrañado, si alguien lo ha intuido, no importa, porque el placer de este libro no está en los hechos referidos sino en el buen gusto a la hora de relatarlos, y en el placer de su lectura que comienza en la primera línea y termina días después de haberla finalizado. La novela tiene la habilidad de hablar de William Shakespeare y no hacerle protagonista, y el arte de convertir la prosa en poesía, de empoderar a la mujer dándole el papel protagonista y reivindicar esa presencia invisible que ha sustentado la sociedad a lo largo de la Historia.
No podía haber empezado mejor el nuevo año lector. Es un libro de una gran belleza y de una calidad incontestable
Para mí además del lenguaje, estructura, recursos y demás, lo que más me impactó de esta novela es cómo el padre logra vencer a la muerte gracias a la creación literaria. Es una muestra de amor increíble. Su hijo Hamnet murió por culpa de la peste inmisericorde pero lleva viviendo ya más de 500 años con una inmensa salud gracias a la tragedia que su padre escribió fruto del inmenso dolor que sintió. Este zambullirse en el fondo del alma del creador es para mí lo mejor de este relato de esta irlandesa. Eso y mostrar la vida doméstica de la madre, hijos, vecinos y demás familia del gran William Shakespeare. También los grandes tuvieron vida cotidiana, problemas cotidianos, amores cotidianos… No todo fueron tragedias históricas, comedias de amor, poemas magníficos. Por debajo de esto está el río de la Vida, sin él nada de lo excelso podría darse.
Un beso, compi
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Es la grandeza del arte y del amor, que van más allá de la muerte.
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Es lo único que sobrevive al ser humano. La prueba está en las visitas artísticas que hacemos en nuestros viajes y en la gran literatura y música que leemos y escuchamos.
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